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PRIMER CONTACTO ¡ La verdad es que la relación entre el sentido común y los medios de comunicación públicos o privados de este país está lejos de ser la deseable. Es por ello que hemos pensado en dedicar estas noticias básicamente a comentar, en un breve recorrido, diversos programas de radio y televisión. Ello nos deberá servir para hacernos una idea de cómo está el patio audiovisual en España, donde cada día parece imperar más el todo vale, a cualquier precio, en una temporada en la que por suerte, hemos podido contar con la destacada colaboración de Juan Carlos Ortega en el programa No es un día cualquiera de Radio Nacional de España, en la hora punta de los sábados por la mañana, con una audiencia estimada en más de un millón de personas, y de Canarias Innova, dentro de la programación también de Radio Nacional de España en las Islas Canarias. Un posible elemento de difusión del escepticismo, que no de las ideas escépticas, tal vez haya sido, a su pesar, el programa titulado El Sección coordinada por Alfonso López Borgoñoz C Ó M O E S T Á N L O S M E D I O S ! de la programación lamentando nada). Es por ello que, visto lo visto, creemos importante recoger también en esta sección una iniciativa surgida el pasado 22 de abril en un curso sobre comunicación de la ciencia dirigido por Victoria Toro en la Universidad Complutense de Madrid. La idea fue la de redactar un manifiesto a favor de un periodismo científico de calidad, abierto tanto a periodistas científicos como a comunicadores de ciencia y científicos. Las adhesiones al mismo se nos pueden hacer llegar a la redacción de esta revista, y las pasaremos a las personas responsables del mismo. Por último, la sección habitual de Manuel Calvo, y tres recordatorios. Uno de Bernat Soria, ganador del premio Mario Bohoslasvky 2004; otro para un buen amigo cubano, José Luis Torres Carbonell, que nos dejó recientemente, y al que con unas breves líneas queremos rendir homenaje y, finalmente, como no podía ser de otra manera, un comunicado escéptico en memoria de los fallecidos el 11 de marzo, en Madrid. Castillo de las Mentes Prodigiosas, en Antena 3, que de una manera burda permitió que una serie de personas, alguna de las cuales era más motivo de lástima o de estudio que no de risa, protagonizara uno de los mayores fracasos de la temporada, al tratar de reunir a una serie de supuestos poseedores de poderes paranormales en un programa que lo único que puso de relieve era la cortedad de miras de algunos programadores de esa cadena (afortunadamente, no de todos, ni siquiera de la mayoría). Pero esto era ya sabido. Sin embargo, debemos mostrar nuestra mayor preocupación por la manera de proceder de programas como Milenio 3, en la cadena SER, o del programa Planeta Encantado, en RTVE, los cuales han ido mucho más allá de lo permisible en aras del respeto a la libertad de expresión, para caer en una manipulación de la información, no sólo consentida desde las cadenas en las que se emiten o emitían estos programas, sino ampliamente apoyada por las mismas (no podemos decir otra cosa cuando, aun ahora, seguimos sin haber visto ningún comunicado por parte de las entidades responsables LA NECESIDAD DE UN ESPACIO ESCÉPTICO EN LA RADIO Hacer una sección escéptica en una radio de cobertura nacional es algo bastante extraño. Los periodistas, en su mayoría, tienen ciertos problemas para diferenciar lo auténticamente científico de lo paranormal. Si una afirmación les suena a científica, si en ella hay cuatro o cinco elementos que posean un barniz aparentemente académico, ya la toman en serio y la consideran digna de mención. No es raro que periodistas consagrados, con décadas de experiencia ante el micrófono o la cámara, confundan astronomía con astrología, y consideren la parapsicología como una rama más o menos moderna de la física teórica. que se han acercado a la ciencia de forma autodidacta. Por eso pienso que es bastante extraño haber "colado" un espacio escéptico en un programa de cobertura nacional, con más de un millón de oyentes. Probablemente eso ha sido posible porque el programa donde hemos emitido nuestro espacio está dirigido por alguien que tiene una mente un poco más abierta y curiosa que la mayoría de sus colegas de profesión. O sea, que hemos tenido bastante suerte. lo busca en lo esotérico". Y no me lo tomo en serio porque creo, sinceramente, que el éxito popular de lo mágico no se debe a sus encantadoras virtudes hipnotizantes, sino a la desinformación de los periodistas. El auge de lo paracientífico no es culpa de los paracientíficos, sino de los paraperiodistas que, por falta de cultura, no han sabido detectarlos. Nuestra sección semanal en No es un día cualquiera (Premio Ondas en la última edición) ha sido, visto así, una especie de ajuste de cuentas a la profesión que ha fomentado los temas que nosotros pretendemos criticar. Utilizamos con espíritu crítico el mismo medio de comunicación que se utilizó durante muchos años con espíritu mágico. Humildemente, con nuestra sección escéptica, estamos compensando tantas horas de entrevistas a videntes, ufólogos y expertos en barnizar científicamente monumentales disparates. estos temas de lo paranormal me comporto de una forma un tanto fanática. Eso me recuerda algo que una vez escribió Isaac Asimov: "A los que criticamos incesantemente lo paranormal nos llaman fanáticos. Pues sí, es posible que seamos algo fanáticos. Después de todo, somos humanos y algo de fanatismo nos debe corresponder". Pues eso, que afortunadamente no somos moscas, ni ardillas, ni coliflores, ni ratas de cloaca. Somos seres humanos, y tal vez un poco de humano fanatismo pueda ayudarnos a transmitir a los demás una parte de la emoción estética que siempre encontramos en la buena ciencia, pero nunca en el vulgar y ramplón esoterismo. Siempre he pensado que el éxito popular de lo paranormal no se debe, como habitualmente se cree, al encanto y atractivo que tienen los fenómenos que describe. Cada vez me tomo menos en serio ese tópiDespués de algunos años trabajando con periodistas, co tan repetido que dice algo así como: "La gente necesita creer en algo. Lo que la religión ya no le da, he confirmado, muy a mi pesar, que son muy pocos los que han desarrollado un método crítico capaz de detectar los embustes que se esconden en la paraciencia. He conocido a auténticos maniáticos del rigor, profesionales que se esfuerzan honestamente en dar una información veraz y contrastada en temas políticos y sociales, pero que al llegar a la información científica se relajan y desconectan ese rigor que, en otros ámbitos, tanto prestigio les ha dado. La razón es muy simple: la formación periodística no incluye la ciencia, pese a la paradoja de titular su carrera como "ciencias de la información". Los pocos periodistas que controlan ciertos ámbitos científicos son aquellos Antonio Bernal y Juan Carlos Ortega, en un programa dedicado a la figura de Nostradamus. (A. López) Por último, y para terminar este texto que muy a mi pesar se está volviendo un poco trascendente, quiero dar las gracias a todos los socios de ARP-SAPC que colaboraron y se interesaron por nuestro espacio. Y Si hubo alguien realmente importante en este espacio termino ya, porque esto está empezando a parecerse a escéptico de Radio Nacional fue, sin duda, Alfonso un tonto discurso de agradecimiento de un premio Goya. López Borgoñoz. Cada semana encuentraba un invitado extraordinario, alguien capaz de desmontar, en Juan Carlos Ortega muy pocos minutos, todos los tópicos mágicos del mundo. Él y sus invitados eran los que hacían cada semana la sección. Yo me limitaba (y os aseguro que no es falsa modestia) a formular cuatro preguntas y ALERTA OVNI escuchar a los que saben. El programa Milenio 3, emitido por la Cadena SER y Algunos amigos, que valoran más mi parte de humo- dirigido por Iker Jiménez, convocó el pasado 25 de rista que mi parte de "científico", me dicen que en junio una "alerta ovni". Algo que, por supuesto, los 7 el escéptico 6 el escéptico PRIMER CONTACTO Anuncios del `acontecimiento' aparecidos en la Cadena SER. (Cadena SER) defensores del pensamiento racional respetamos, aunque no compartamos: nos parece lamentable que a estas alturas se siga dando pábulo a este tipo de supersticiones, y seguiremos trabajando con la esperanza de que la educación, la formación científica y cultural y el sentido crítico se acaben imponiendo en nuestra sociedad. Hacemos nuestras, en este sentido, las declaraciones efectuadas por la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos, diversas Agrupaciones Astronómicas, y otras entidades y personas vinculadas con la astronomía de nuestro país, y deseamos que en el futuro la labor de divulgación y el poder de convocatoria de tan importante cadena de emisoras de radio se ponga al servicio no de la pseudociencia y la superchería, sino de la ciencia y la razón. Nuestro sistema democrático consagra la libertad de creencias, y es a esa libertad a la que se acogen los divulgadores de la pseudociencia. Los responsables de Milenio 3 y otros programas y publicaciones de corte similar no se cansan de esgrimir en su defensa el derecho de todo el mundo a creer lo que les dé la real gana (y exactamente con esos términos ha defendido su labor el propio Iker Jiménez). Y tienen razón: creer en los platillos volantes, los poderes paranormales, las psicofonías, la astrología, la adivinación y tantas otras supersticiones divulgadas por Milenio 3 es tan respetable como creer en las hadas, los pitufos o la labor altruista del ratoncito Pérez. Pero por desgracia, de cara a sus oyentes estas supercherías no se presentan como cuestiones de fe, como creencias que uno puede aceptar o rechazar, sino que se intentan hacen pasar por hechos objetivos. Milenio 3, como tantos otros programas de este estilo, no invita sin más a creer en estas cosas, sino que recurre a testimonios, opiniones de supuestos expertos, datos no contrastados (y a veces no contrastables) y todo tipo de artificios para hacerlas pasar por hechos reales y verificados. Las apelaciones a la libertad de creencias sirven sólo para cubrirse las espaldas, para no tener que responder ante la falta de rigor y fundamentación de sus contenidos; pero éstos se presentan siempre a los oyentes como información veraz. el escéptico 8 Pero con esta "alerta ovni", los responsables de Milenio 3 han dado un paso más. Intentando dar a la "alerta" una apariencia de rigor y respetabilidad, el equipo de Milenio 3 no ha dudado en acudir a museos de la ciencia, planetarios y agrupaciones astronómicas para recabar su colaboración en el evento. Y, sabiendo que este tipo de instituciones difícilmente se prestarían a participar en algo que, después de todo, supone exactamente lo contrario de la labor de divulgación científica que realizan, han recurrido a lo que mejor saben hacer: la ambigüedad, las medias verdades, la mentira... "Una observación nocturna del cielo", "una observación astronómica". Con esas y otras expresiones similares, miembros de la Cadena SER se dirigieron al Planetario de Madrid, al de Pamplona, al Museo de la Ciencia de Castilla-La Mancha... Ni una palabra de ovnis, de la "noche de misterio" que prometía Milenio 3. Se mencionaba la (falsa) participación en el evento de entidades como el Miramón Kutxaespacio, de San Sebastián, pero no se decía nada de las psicofonías que se iban a realizar en escenarios históricos de la Guerra Civil, o de la presencia de parapsicólogos, adivinos y otros vendedores de supersticiones... Afortunadamente no han conseguido su objetivo. Los directores de muchas de estas instituciones, como el Planetario de Pamplona, conocían ya la "alerta ovni" convocada por Milenio 3 y supusieron acertadamente que estaban intentando engañarles para dar prestigio al montaje. En otros casos, como el del Museo de la Ciencia de Castilla-La Mancha, fue más tarde cuando supieron que habían sido engañados; en la página web de Iker Jiménez el Museo figuraba hasta pocas horas antes del inicio de la alerta como lugar de convocatoria en Cuenca, incluso después de que la dirección del museo, tras haber descubierto el montaje, hubiese revocado su participación en la supuesta "observación del cielo". Y es de suponer que los pocos que han "picado" huyan despavoridos al darse cuenta de la verdadera naturaleza de lo que se les presentaba como una estupenda oportunidad para seguir divulgando el conocimiento científico. Pero los hechos quedan, y en este caso los hechos son que la principal cadena de radio española, la misma Cadena SER que ha hecho bandera de la veracidad y el rigor en la información, se ha visto involucrada en lo que a todas luces es un intento deliberado de engañar a las principales instituciones de divulgación de la ciencia de nuestro país. Es muy posible que su implicación no sea del todo consciente; según parece, muchos de los responsables de la SER que contactaron con los museos, planetarios y agrupaciones astronómicas creían sinceramente que se trataba de coordinar una observación astronómica. Pero en cualquier caso entendemos que por responsabilidad, por respeto a sus oyentes y por hacer honor a su prestigio, la Cadena SER debe dar una explicación pública de lo sucedido. Solicitamos que se informe de si en efecto se ha intentado engañar a estas instituciones científicas, quiénes han sido los responsables de este intento de engaño y qué medidas se adoptarán para evitar en el futuro este tipo de situaciones. La Cadena SER, como entidad privada y emisora de radio comercial, tiene todo el derecho a mantener en antena los programas que estime oportunos. Incluso si, como en el caso de Milenio 3, representan el polo opuesto al rigor informativo del que hace gala. Pero la Cadena SER, como la emisora más escuchada de España y el referente informativo de buena parte de los ciudadanos de este país, no puede participar en un engaño. Ni practicándolo, ni ocultándolo. Comunicado de ARP-SAPC (más información sobre este tema en el `Cuaderno de Bitácora' de Javier Armentia, en esta misma revista) secuestrados, eran utilizados como esclavos en la cara oculta de la Luna. Una revelación terrible, pero probablemente lo más escalofriante del reportaje fue precisamente lo que no se reveló: y es que, si bien el presentador del programa aseguró que se trataba de un reportaje real, en realidad se trataba de una filmación producida por Anglia TV para el 1 de abril de 1977, el día de los inocentes de los países anglosajones. Cuando se descubrió el engaño --pues engaño era-- el programa fue fulminantemente suprimido y su responsable cesado. De hecho, no ha vuelto a producir ningún programa para RTVE. Sin duda, se trató de una reacción ejemplar. RTVE era y sigue siendo un servicio público, una institución del Estado sujeta a unos principios legales y éticos que le impiden servir de plataforma para este tipo de fraudes. Y, sin embargo, más de veinte años después todo parece indicar que asistimos a una nueva reedición del engaño de "Alternativa 3", esta vez bajo el título "El Mirlo Rojo" y dentro del programa Planeta Encantado. Con Planeta Encantado , el escritor y novelista Juan José Benítez ofreció durante muchas semanas del invierno del 2003-2004 una ración de sus pintorescas teorías sobre los misterios, reales e imaginarios, que constituyen el universo peculiar de este ufólogo. En cada episodio Benítez hacía pasar sus "investigaciones" por serios desafíos a los conocimientos científicos ya establecidos, hasta tal punto que más de trescientas personas, muchas de ellas arqueólogos, historiadores, astrónomos o físicos, suscribieron un manifiesto en el que se pedía la retirada del programa o, cuanto menos, que se emitiera con la previa advertencia de que su contenido respondía sólo a la imaginación de su autor, cuyas conclusiones no solamente no cuentan con aval científico alguno, sino que con frecuencia han sido total y absolutamente refutadas. Hasta ahora, RTVE ha dado la callada por respuesta a este manifiesto, quizá porque Benítez ha jugado con maestría con la ambigüedad, cuidándose muy 9 ¿PLANETA ENCANTADO? El 13 de febrero de 1983, el programa de RTVE La puerta del misterio emitió un reportaje titulado "Alternativa 3". El documental narraba, con todo lujo de detalles, que ante el riesgo de una catástrofe global las grandes potencias estaban construyendo una gran base en Marte para que sirviera de refugio a las elites mundiales; un proyecto ultrasecreto para el que se empleaba a miles de seres humanos que, tras ser el escéptico