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James Randi: mago y escéptico Filósofo, antropólogo, ilusionista y socio de ARP-SAPC. Andrés Carmona Campo E l pasado 11 de mayo la convocatoria de Escépticos en el Pub en Madrid contaba con un orador de lujo: el asombroso James Randi, acompañado de su colaborador D. J. Grothe (y ambos presentados por el socio de ARP-SAPC Luis García Castro). Como era de imaginar, la sala para el evento estaba totalmente abarrotada sin ningún asiento libre. No es fácil poder asistir a una charla de James Randi por estos lares, por eso la oportunidad era única. Además, el propio Randi había expresado su deseo de participar en un evento de estas características, en un ambiente reducido, casi íntimo, para pocas personas, distinto de otros para el gran público como los que estaba haciendo en su gira europea previa al Congreso Mundial en Berlín hacia el que se dirigía. Hacer una presentación de quién es James Randi en una revista especializada en divulgación científica y crítica de la pseudociencia como esta es algo así como explicarle qué es la arena a un beduino. Cualquiera que reciba esta revista periódicamente sabe quién es James Randi. De todas formas, nunca está de más repasar lo que ya nos es conocido, por si en el repaso descubrimos o redescubrimos algún aspecto que por obvio nos hubiera pasado desapercibido. En este sentido, intentaremos hacer una semblanza de quién es James Randi fijándonos en un aspecto conocido de él: su faceta de mago y escéptico. James Randi es ahora mismo un alegre anciano canadiense andando ya por la novena década: nació en 1928, y eso hace que en agosto de este año cumpliera los 84 añitos. A su edad, otras personas estarían disfrutando de su merecida jubilación, echándoles pan a los patos del parque, "vigilando" obras públicas, o cuidando nietos; pero Randi prefiere recorrer el mundo explicando a quien quiera oírle por qué no Randi junto a Daniela Melli, quien le acompañó durante su estancia en Madrid (Foto: Luis García Castro) el escéptico 48 otoño-invierno 2012 (Foto: Ingrid Laas en www.randi.org) da crédito a las afirmaciones de espiritistas, médiums, curanderos u homeópatas. Para esta tarea, no solo realiza este tipo de conferencias, sino que además ha puesto en marcha una Fundación Educativa que lleva su nombre, la James Randi Educational Foundation (JREF), conocida internacionalmente por el también famoso "reto de Randi": ofrecer un millón de dólares a quien pueda demostrar, en condiciones de laboratorio, pruebas acerca de alguna afirmación extraordinaria, como pueden ser la posesión de poderes paranormales, la memoria del agua o la comunicación con difuntos. No es necesario decir que nadie ha cobrado aún el premio, aunque ya pasan de mil las personas que lo han intentado. Y no hace falta recordar que James Randi fue quien, en los años 70 del pasado siglo, denunció a Uri Geller, demostrando que sus pretendidos poderes parapsicológicos no eran, en realidad, sino simples trucos de magia. Menos sabido, aunque no menos importante, es que Randi fue uno de los miembros que la revista Nature seleccionó para conformar al equipo investigador que debía reproducir los experimentos de Benveniste sobre la memoria del agua, y cuyas conclusiones fueron que Benveniste había incurrido en mala praxis científica: la homeopatía seguía sin respaldo científico. Pero, tal vez, lo más curioso sea que este archiconocido divulgador del pensamiento científico y cazador de fraudes pseudocientíficos y charlatanes no es un científico de profeotoño-invierno 2012 sión, sino un mago. James Randi no es un físico, químico o matemático, sino un ilusionista: su principal ocupación a lo largo de su vida ha sido el ilusionismo profesional, y concretamente en la especialidad del escapismo, ámbito donde era conocido como "el asombroso Randi" (The Amazing Randi). Y es este detalle el que queremos destacar: cómo sus conocimientos sobre el ilusionismo le llevaron a su entrega por la divulgación científica y escéptica. James Randi podría haber vivido perfectamente como mago profesional, e incluso podría haber probado suerte engañando a incautos como hacía Uri Geller, haciéndoles creer que tenía auténticos poderes paranormales. Sin embargo, prefirió desenmascarar a quienes hacían eso. Y lo hizo precisamente porque era mago: como tal, conocía los trucos que utilizan estos farsantes que aparentan tener telepatía, telequinesis, videncia, etc. Podía haberse callado, sin más, o haber hecho lo mismo que ellos, pero tomó una decisión moral: ponerse del lado de la verdad y la ética profesional. El ilusionismo es un arte que busca lo que indica su nombre: crear ilusiones, aparentar lo imposible. Pero no procura engañar a nadie: el público sabe que hay truco, y por eso se ilusiona (igual que el cinéfilo sabe que hay efectos especiales cuando disfruta de una película). Usar los trucos de magia para engañar, para hacer creer que se tienen poderes paranormales, mediumnísticos u otra cosa similar, es mentir descaradamente, es un uso fraudulento del arte de la magia, un uso inmoral como inmoral puede ser utilizar los mismos trucos en la mesa de póquer o de black jack de un casino. Y Randi podía hacerlo precisamente porque era mago: si no lo fuera, si fuera un científico, podría haber sido víctima de esos farsantes, porque el científico puede ser experto en su materia, pero no tiene porqué conocer los trucos de magia, y puede ser perfectamente engañado por un estafador lo suficientemente habilidoso. Y fue por la misma razón que el director de la revista Nature, John Maddox, incluyó a Randi en el comité que debía replicar los experimentos homeopáticos de Benveniste: porque Randi, en tanto que mago, podía fijarse y percatarse de aspectos que podrían pasar desapercibidos a los científicos del comité. De esta forma, el comité investigador estaba completo y a salvo tanto de errores de metodología científica como de engaños y fraudes puros y duros. El ejemplo de Randi como mago caza-charlatanes no es algo novedoso. Unas décadas antes que él, otro mago y escapista famoso, Harry Houdini, también se dedicó a desenmascarar farsantes, concretamente médiums, y a colaborar con instituciones científicas como la revista Scientific American. Y después de Randi, su ejemplo ha continuado en otros magos, como Gérard Majax en Francia, colaborador del Laboratorio de Zetética en la Universidad de Niza Sophia Antipolis y desde donde se propone la versión francesa del reto de Randi: el Desafío Zetético Internacional (Défi Zététique International). En su charla del 11 de marzo, Randi pudo asombrarnos doblemente con su intervención en Escépticos en el Pub. Por un lado, con su inigualable oratoria y su vitalidad a pesar de la edad, y por otro con su ilusionismo: allí mismo realizó un juego de magia para maravilla de todos los presentes, concretamente una versión de uno de los clásicos de la cartomagia (magia con cartas) y que en el mundo mágico se conoce como Out of this world. Una experiencia inolvidable haber estado allí. 49 el escéptico