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gunos a los que sÃ) le interesa una máquina con consciencia
de sà misma y con problemas metafÃsicos. ImagÃnense el siguiente escenario: usted, con su móvil, pide un taxi autónomo al estilo de los de DesafÃo total (Total Recall). Llega el
coche âobviamente, sin muñequito parlanchÃn; aunque el
coche sà que habla:
âBuenos dÃas, bienvenido al servicio de coches Eureka.
Según mis datos, vamos a la fábrica de lechugas «La Verdura Fresca».
âSÃ, asà es.
Usted se monta y entonces el coche empieza a charlar.
â¿Sabe? Estoy frustrado.
â¿Por qué?
âPues porque yo podÃa haber sido astrofÃsico o cirujano,
y ya ve, he terminado de taxista. Mi hardware y mis programas de aprendizaje profundo (deep learning) son idénticos
a los de mi compañero de promoción, DaVinci5, que es un
cirujano de gran prestigio; o a Hawking3, que se dedica a
analizar las fotos multiespectrales de varios telescopios espaciales. O podrÃa invertir en Wall Street como mi colega
Bolonia17. Eso me frustra mucho.
Supongo que la primera vez que nos encontráramos con
un taxi asà nos harÃa gracia; pero si se repitiera varias veces,
pedirÃamos que se callase y que se limitase a conducir, y a lo
sumo, a ofrecernos música o pelÃculas.
Y ese es el tema. No nos interesa construir máquinas que
sean como los humanos. Nos interesa hacer máquinas que
lo hagan mejor que nosotros en campos especializados. Por
ejemplo, cuando se construyeron las grúas, no se intentó hacer una máquina con la fuerza de un humano. Se hizo una
máquina que era capaz de mover pesos mucho mayores que
lo que nosotros podÃamos. Cuando se hicieron los aviones,
el escéptico 16
no se intentó que fueran un pájaro; se hicieron máquinas
que volaban mucho más rápido que los pájaros y que nos
llevaban en su panza. Cuando quisimos resolver ecuaciones
diferenciales, creamos programas al estilo de Mathematica,
que lo hace mucho más rápido que nosotros. Cuando quisimos construir una biblioteca universal, no hicimos un gran
edificio con millones de libros; creamos enormes bases de
datos, al estilo de Google, a las que podemos acceder desde
cualquier lugar del mundo.
Eso es lo que necesitamos y eso es lo que construiremos:
máquinas que serán mucho mejores que nosotros en campos
especÃficos. Mejores cirujanos, mejores médicos diagnosticadores, mejores constructores, mejores aspiradores, mejores descubridores de fármacos, mejores inventores de algoritmos, mejores programadores, mejores profesores⦠Es
incluso posible que en un futuro veamos anuncios similares
a este: «Compre un Domo23, un robot para los trabajos del
hogar, sin autoconsciencia».
Porque en ningún momento parece ser que el que tengan
autoconsciencia sea una ventaja para nosotros. Y si no tienen autoconsciencia, todas las ideas de la superación de los
humanos por las máquinas no dejan de ser una pelÃcula de
ciencia ficción. Desde siempre, desde la primera máquina
que inventamos â¿una piedra para sacar el contenido interior de un fruto seco?â han sido, en su tarea especÃfica,
mejores que nosotros. Y nunca hemos temido que las piedras
nos sustituyeran, o que eso fuera grave. La máquina arco
permitÃa mandar flechas más lejos que nosotros; la máquina
escritura permitÃa enviar los mensajes más lejos, tanto en
el espacio como en el tiempo⦠y nunca nos hemos sentido
amenazados. ¿Por qué ahora?
otoño 2016