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¿¡Y TÚ QUÉ SABES!? (¡PUES ANDA QUE TÚ!) Joan Gómez E n la película-documental titulada ¿¡Y tú qué sabes!?, comenta una psicóloga en off: "Una historia en la que yo creo es aquella en la que los indios americanos no vieron las naves de Colón porque el concepto de nave no existía en su cerebro. Los indios no veían las naves, pero el chamán apreciaba el movimiento del agua desplazada [...supongo que se refiere al particular movimiento del agua que provocaban los barcos a su alrededor...] y acudió a la costa todos los días hasta que al fin pudo ver un barco a la distancia. Cuando transmitió su hallazgo a la gente de su comunidad [...lo hizo tocando con su dedo la frente de una india con expresión de zombi...], todos lograron ver las carabelas. Eso demuestra que la mente crea la realidad". Lo único que me demuestra la conclusión a la que llega la susodicha psicóloga --con una falta total de análisis-- es que si tengo que ponerme en manos de algún colega suyo, seré muy escrupuloso con sus antecedentes mentales antes de poner los míos en sus manos. Igual que quien imaginó esa historia fantástica, yo también escribo cuentos, pero sin esperar que nadie se los crea. Sólo pretendo que mi posible lector desconecte un rato de la realidad, ofreciéndole un mundo imaginario repleto de situaciones y lugares extraños, que difícilmente experimentará en nuestro Universo, donde ciertas situaciones sólo cabe contemplarlas o a través de nuestra ilimitada imaginación, o soñando, o por una carencia total de pensamiento crítico o con la mente drogada. Entrada en castellano a la web de la película ¿¡Y tú qué sabes!? (What the bleep do we know!?), interpretada por Marlee Matlin y dirigida por M. Vicente, B. Chasse y W. Arntz, en el año 2004. (Captured Lihgt & Lord of the Wind Films) respeto a la mayoría me contuve y me dediqué a analizar el asunto en silencio. Así, si me encuentro contemplando el mar y en el horizonte aparece una cosa que no se corresponde con nada de lo que haya visto hasta ahora, es sensato pensar que la vería igualmente aunque el concepto de esa cosa no existiera en mi mente. Siempre, claro está, que fuese corpórea como lo eran las naves de Colón, pues mis ojos, al igual que una simple máquina fotográfica, enviarían automáticamente y sin capacidad de elección, la imagen Pero el creador de ese disparatado cuento pretende que de esa cosa incomprensible a mi cerebro nada más verla. nos la creamos y, sorprendentemente, lo consiguió nada menos que con una supuesta profesional de la que Por lo tanto el chamán de la película, si no era miope, cualquiera esperaría (por su especialización) una pro- o estaba deslumbrado por el Sol, o tenía un colocón funda capacidad de análisis. Pero cuando la "psicólo- de peyote o cualquier otro alucinógeno, tenía que ga" relató esta increíble historia, escuché alucinado un haber visto algo. Naves como tales quizás no, pues murmullo de aprobación de gran parte del público que ese concepto no existía tal vez en su mente, pero --al asistía a la proyección. Esto contuvo mis ganas de reír- menos-- éstas las debería haber interpretado, por me ante las barbaridades que escuchaba, ya que por ejemplo, como islas flotantes, o icebergs a la deriva, o monstruos marinos, o mágicas aves de múltiples Igual que quien imaginó esa historia fanalas blancas desplegadas al viento, o encontrado tástica, yo también escribo cuentos, alguna similitud con cualquier criatura de la rica pero sin esperar que nadie se los crea. mitología de sus ancestros, o cualquier otra cosa, siempre que ese indio perteneciese a nuestra especie, el escéptico 118 ¿Y tú qué sabes?...¡Pues anda que tú...! miope a pescar o a refocilarse con su india? ¿Cómo no pudieron ver los indígenas precolombinos aquellos objetos materiales, que por más extraños que fuesen estaban construidos con madera y lona, hasta que el señor chamán no se decidió a darles un toque, tipo ET sobre sus frentes? ¿Es que el chamán tenía derechos de autor sobre todo lo raro que apareciese por sus mares? La conclusión que saco del cuento y de los comentarios de esa parapsicóloga iluminada es que piensa que la gente (así como esos pobres indios) no es capaz de ver nada sin su imprescindible ayuda "espiritual", pues sólo ella y los de su casta (chamanes miopes incluidos) son capaces de llegar a comprender y transmitir lo incognoscible. Que somos como la india zombi de la película, vaya, que permanece en la inopia hasta que el Maestro de turno no le "abre los ojos". Si mantuviese "mi mente abierta" aceptaría sin escrúpulos cualquier idea que me echasen, pero le tengo pues de lo que no carece precisamente el ser humano demasiado respeto a mi pobre pero apreciada materia es de imaginación. gris, como para desorientarla con tantos despropósitos, sin pasarlos antes por el cedazo del pensamiento crítico. No tenemos más que recurrir a las miríadas de objetos Quien quiera que mi mente acepte sus ideas, que se lo extraños y multicolores que son y han sido avistados en curre. nuestros cielos, pues aunque el concepto de esas formas no existan en nuestras mentes, pues no parecen aviones, De niño, ya creí en todo lo que se me ponía por delante ni pájaros, ni nubes, nuestra mente los interpreta para por fantástico que fuese, y me siento satisfecho de haberpoder asimilarlos, como otros objetos que conoce: plati- lo disfrutado, pero a medida que fui creciendo (en todos llos, puros habanos, u óvalos, y siempre los ve en el los sentidos), a la fantasía le dejé un respetable lugar en mismo instante en que se cruzan en el plano de su visión mi mesa de trabajo para ofrecérsela a los niños, que es a sin tener que esperar varios días para enfocarlos, como quien les corresponde. esa "psicóloga" intenta hacernos creer que le sucedió al Ahora disfruto aprendiendo de nuestro maravilloso uniindio de pacotilla. verso del que tanto nos falta por aprender y comprender. Pobre de Colón y sus marineros si hubiesen tenido que Pero no tengamos prisa. Paso a paso se hace camino. Si esperar tres días más dentro de sus barcos después de su nos precipitamos en sacar conclusiones porque sus reslarga y dura travesía, a que el chamán corto de vista se puestas no nos satisfacen, sólo confundiremos la realidad decidiese a enfocarlos. Imagino a la tripulación hacién- con nuestros anhelos, y caeremos en una búsqueda desdole señales y gritando: "¡Eh, que estamos aquí, hidepu- esperada de soluciones mágicas e imaginarias, que a la ta! ¡Pardiez, se está haciendo el loco! ¡Vive Dios que larga no nos llevarán más que de una frustración a otra; de una psicóloga-parapsicóloga, a un chamán de cuentos ahora mismo desciendo de la carabela y le asesto dos de hada. hostias que van a hacer que su testa asimile el barco de una vez y hasta la jodida madre que me parió en un solo La conclusión que saco de esa parapsifotograma!" (no creo que utilizasen un lenguaje más cóloga iluminada es que piensa que la comedido, unos rústicos marineros que hubiesen tenido gente no es capaz de ver nada sin su que soportar una situación tan surrealista como esa). ayuda "espiritual", pues sólo ella y los de su casta son capaces de llegar a A todo esto, ¿Por qué tenía que ser únicamente un chacomprender lo incognoscible. mán cegatón el que les descubriese? ¿Durante esos tres días no pasó por esa playa ningún indio que no fuese 119 Hadas soñando. Se precisa bastante más que una mera creencia para considerar cualquier afirmación como científica. (J. Gómez) el escéptico