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Artículo ESCEPTICISMO POLÍTICO Según una opinión muy difundida entre los italianos, la gente se divide en dos clases: los furbi, o pícaros, y los fessi o tontos. Y, como lo sugieren los éxitos pasados de Silvio Berlusconi, uno de cada dos italianos han admirado más a los furbi que a los fessi. Escuche lo que sigue para no caer en la ignominiosa categoría de los fessi. D urante dos milenios los filósofos escépticos nos han alertado contra las supercherías religiosas y los fraudes intelectuales. Pero ninguno de ellos, ni siquiera Sexto Empírico en la Antigüedad, ni Francisco Sánchez en el Renacimiento, ni David Hume en la Ilustración, ni Bertrand Russell en el siglo pasado, nos han advertido contra los espejismos y crímenes políticos, pese a que ellos son mucho más peligrosos que cualquier superstición. En lo que sigue procuraré reparar esta omisión. Argüiré que, aunque en materia política todos somos tuertos, más vale que el ojo vidente sea escéptico. Y, para que no se crea que predico el escepticismo político radical y destructivo, o sea, el anarquismo, empezaré por distinguirlo del escepticismo moderado o puramente metodológico que recomendara Descartes y que se practica en ciencia y en técnica, a saber, el que recomienda dudar antes y después de creer. creencia, sino que es víctima de creencias ajenas. En cambio, el escéptico moderado, el que sopesa ideas antes de adoptarlas o rechazarlas, está en condición de actuar racional y eficazmente. En otras palabras, mientras el escéptico radical es nihilista, el escéptico moderado es constructivo. Y Mario Bunge (J. Navarro) lo que construye, a diferencia del edificio dogmático, no se desploma al primer temblor, porque ya ha pasado pruebas escépticas. Mario Bunge Entre los sistemas de creencias figuran las ideologías, o sea, los cuerpos de ideas acerca de la naSe cree comúnmente que los escépticos no tienen creen- turaleza del mundo, del más allá, de los valores y cias. Esta creencia acerca de los escépticos es falsa, ya de las normas morales y políticas. Las creencias que sin creencias de algún tipo --por ejemplo, que con- ideológicas suelen ser las más fuertes. Tanto, que viene mirar a ambos lados antes de cruzar la calle-- no muchos científicos eminentes, que rechazaron todas sobreviviríamos. Las creencias, pues, son fuentes de aclas pseudociencias consabidas, ción. Quien nada cree nada hace y, Mientras el escéptico radical es nihi- se aferraron a dogmas religiopor lo tanto, vive aun peor y menos lista, el escéptico moderado es cons- sos o políticos. que el dogmático. tructivo. Y lo que construye, a dife- Por ejemplo, Theodosius Contrariamente a lo que sucede con rencia del edificio dogmático, no se Dobzhansky, uno de los palos gusanos, en los humanos el estídres de la síntesis de la biología mulo no causa directamente una res- desploma al primer temblor, porque evolutiva con la genética, fue puesta, sino que es refractado por un ya ha pasado pruebas escépticas. un ferviente cristiano. El gran sistema de creencias. Esto explica biólogo J. B. S. Haldane y el no por qué un mismo estímulo, tal como una frase, provoca menos insigne físico John D. Bernal fueron estaliuna reacción en Fulano y otra diferente en Zutano. Por nistas tan ortodoxos que defendieron los disparates ejemplo, la expresión `justicia social' alarma al conser- de Trofim Lysenko, el enemigo de la genética cuyas vador pero atrae al progresista. hipótesis pseudocientíficas hicieron retroceder a la Desde luego, no todas las creencias son equivalentes: agricultura soviética. O sea, que una sólida formaunas son más verdaderas o mejores que otras. El dogmá- ción científica no vacuna contra la pseudociencia. tico es esclavo de creencias que no ha examinado críti- Para vacunarse hay que combinar la actitud ciencamente, de modo que se arriesga a obrar mal. El escép- tífica con el análisis metodológico. Esto vale tanto tico radical, el que nada cree, no está al abrigo de toda para el conocimiento como para la política. Escépticos radicales y moderados 1 el escéptico Casi todos nos enfrentamos a los acontecimientos deliberada, en cambio, es un delito, ya que es un engaño. políticos con algún preconcepto ideológico: progresista o Esto ocurre, por ejemplo, cuando se identifica la libertad reaccionario, neoliberal o socialista, secular o religioso, con la libre empresa o el libre comercio, el derecho a etc. Esto es inevitable pero azaroso, porque las ideologías la defensa con la agresión armada, la socialización son respuestas prefabricadas a estímulos esperables de los medios de producción con la estatización, y la y la realidad social es, en gran medida, impredecible propaganda con la información. porque la vamos haciendo poco a poco y en forma más improvisada que científica. Por este motivo hay que poner Una de las confusiones más difundidas y provechosas en política es la identificación o confusión de los dos especial cuidado en la formación y Una sólida formación científica no tipos de terrorismo: el de arriba propagación de una ideología. vacuna contra la pseudociencia. o de Estado, y el de abajo o de Sin embargo, el enfoque ideológico grupo clandestino, tal como el no es un obstáculo a la comprensión Para vacunarse hay que combinar que practican las organizaciones de la política si se está dispuesto la actitud científica con el análisis paramilitares, con apoyo estatal o a reexaminar de tanto en tanto metodológico. Esto vale tanto para el sin él. los principios de la ideología en conocimiento como para la política. cuestión, para verificar si se ajustan Esta confusión es políticamente a la nueva realidad, a la moral y provechosa porque permite tildar a nuestras aspiraciones legítimas. Seamos escépticos de terroristas a los guerrilleros que toman las armas para pero moderados, no radicales. O sea, adoptemos el hostilizar a un gobierno opresor o un ejército invasor. escepticismo metodológico y rechacemos el escepticismo Más aun, a veces el Estado recurre a los mismos medios radical, porque se niega a sí mismo y es puramente que usan los terroristas de abajo: castigo colectivo, destructivo. intimidación, ejecución sumaria, tortura, o exacción. Este recurso es ilegal porque deja de lado al tribunal ordinario, El buen demócrata es un escéptico moderado porque está único facultado para juzgar los crímenes al por menor. alerta a las posibles violaciones de las reglas democráUn gobierno que utilice esos recursos extralegales carece ticas: al fraude, la corrupción, el cercenamiento de las de legitimidad legal y moral. Un Estado auténticamente libertades básicas, la agresión militar, etc. En cambio, el democrático no puede darse el lujo de usar los mismos escéptico radical, el que nada cree, se pone al margen de métodos de quienes combaten la democracia. Hacerlo es la política, y con ello se hace víctima de ella. Al dogmátipura hipocresía. co le va igual que al escéptico radical: también él se pone a merced de los demás en lugar de actuar conscientemen- Errores te por el bien común y contra quienes cometen acciones antisociales. En resumen, el buen demócrata no obedece El error es tan común en política como en ciencia, pero la corrección del error es menos frecuente en política que ni desobedece ciegamente: todo lo examina y sopesa. en ciencia, porque al político común le interesa más el En lo que sigue intentaré alertar contra minas terrestres poder que la verdad. Además, el político puede cometer de siete clases que acechan a errores morales, o sea, delitos En resumen, el buen demócrata no de distintas envergaduras, desde quien se aventure a caminar por el terreno político: confusión, error, obedece ni desobedece ciegamente: el engaño al electorado hasta la exageración, profecía, engaño, agresión, mientras que lo peor todo lo examina y sopesa. pagaré, maquiavelismo y crimen. que puede hacer un científico es No lo haré para alejaros de la política sino, muy por cometer fraude, lo que es grave dentro de la comunidad el contrario, para instaros a que participéis en ella con científica pero no toca a la ciudadanía. ojo escéptico antes que cegados por dogmas o ilusiones Los errores políticos más comunes son los tácticos y los infundadas. estratégicos. Los errores tácticos, o técnicos, son mucho Confusiones Confundir es identificar lo distinto. La confusión puede ser involuntaria o deliberada. La confusión involuntaria es el precio que pagamos por la ignorancia, el apresuramiento, la improvisación o la superficialidad. La confusión el escéptico 20 más fáciles de corregir que los estratégicos, ya que éstos involucran principios y metas. Un error estratégico común es el oportunismo, tal como aliarse con el enemigo de nuestro enemigo con el solo fin de derrotarlo al adversario. Este es un error grave porque involucra traicionar principios básicos. Otro error del mismo tipo es tomar en serio la llamada no encarcele a los opositores en masa. Por ejemplo, en ley de Hotelling, conforme a la cual siempre conviene su tiempo se acusó de dictadura a los gobiernos de los desplazarse hacia el centro del General Primo de Rivera y Perón, Pese a los fracasos sucesivos de cuando de hecho fueron dictablandas. espectro político, para capturar votos del adversario. Esta las profecías desde los tiempos bí- Las exageraciones de este tipo estrategia electoral puede dar blicos, millones creyeron en la pro- atemorizan a unos y llevan a otros resultados inmediatos, pero a la fecía cristiana del fin del mundo, a tomar medidas innecesariamente larga es suicida, porque a medida radicales. en la marxista de la bancarrota del que se esfuman las diferencias Tampoco hay que cometer el error entre los partidos se debilita la capitalismo y en la neoliberal de la opuesto, de subestimar. Un ejemmotivación del votante para elegir prosperidad que causaría el libre coplo de este error es el que comete el entre ellos: prefiere quedarse en mercio, pero que no le llegó al Tercer eminente sociólogo político Michael casa, aduciendo que, puesto que Mundo. Mann en su monumental Fascists todos son iguales, no tiene caso (2004), al afirmar que el franquismo elegir entre ellos. no fue fascista. Llega a esta conclusión porque el franquismo no se ajusta a su definición idiosincrásica de fasExageraciones cismo. Según Mann, el fascismo es la búsqueda de un En política suelen cometerse errores de evaluación, estatismo nacionalista [nation-statism] trascendente y en particular exageraciones y subestimaciones. Por purificador mediante el paramilitarismo. Puesto que la ejemplo, los demócratas tenemos la tendencia de tachar organización paramilitar facciosa, la Falange, era pequede fascistas a los autoritarios incluso a los conservadores. ña, el franquismo no se ajusta a esa definición. Lo mismo En particular, acusamos de dictadura a cualquier gobierno se aplicaría al régimen del Mariscal Horthy en Hungría. que conculque algunas libertades democráticas, aunque A mi juicio, esto sólo muestra que la definición de Mann es defectuosa, ya que el régimen franquista colmó los deseos de los superricos, así como los de Hitler y Mussolini, escuchó las plegarias del Papa y ejecutó a más opositores que cualquier otro régimen fascista. ¿Para qué montar una fuerte banda paramilitar de señoritos voluntarios si se dispone de casi todas las fuerzas armadas del país, de los aviones y buques de guerra alemanes, y de los llamados voluntarios italianos? El error de Mann consistió en aferrarse a una definición en lugar de empezar por una provisional, ponerla a prueba y terminar proponiendo una definición más adecuada que la inicial. O sea, en este caso no se ajustó al método científico. Profecías La profecía es especialidad del líder religioso, del ideólogo que cree conocer las leyes de la historia, del macroeconomista ortodoxo, del político inescrupuloso y del vendedor de grasa de culebra. Es posible hacer profecías políticas correctas referentes a sociedades tradicionales, homogéneas y carentes de cuantiosos recursos naturales. Las sociedades de este tipo pueden persistir durante bastante tiempo en el mismo estado, porque no tienen divisiones que generen conflictos internos graves ni tientan a potencias extranjeras. Pero las cosas cambian radicalmente en cuanto aparecen la modernidad, la sociodiversidad pronunciada o una gran riqueza natural. Cuando esto ocurre, suceden cambios imprevisibles. 21 Portada del libro Fascists de Michael Man (Archivo). el escéptico La modernidad y la gran diversidad social van acompañadas de cambios sociales impredecibles. La primera favorece el cambio, por dar rienda suelta a la creatividad, la que consiste, precisamente, en inventar cosas, procesos e ideas nunca pensados antes. Y la gran diversidad social, sobre todo si consiste en desigualdades pronunciadas de acceso al poder económico, político o cultural, genera conflictos de resultado incierto. Baste recordar las grandes revoluciones sociales y los trágicos conflictos bélicos de los últimos dos siglos. Nadie predijo la Revolución Rusa, el ascenso del nazismo al poder, la gran alianza contra el Eje fascista, o la implosión del Imperio Soviético. En nuestros días, al ordenar la tercera invasión de Líbano, Ehud Olmert, primer ministro israelí, profetizó un nuevo Medio Oriente al terminar la operación. Treinta y tres días después, al ordenar la retirada de las tropas invasoras, que no habían hecho sino matar y destruir, confesó que su ánimo se había tornado sombrío, humilde y pesimista. quedare duda, imagínese lo que ocurriría si Israel hubiera sido instalado en Patagonia o Amazonía en lugar de Palestina. ¿Qué interés habrían tenido los americanos en transformar a Israel en la fortaleza más potente de la región, la única dotada de armas de destrucción masiva, y la única capaz de defender el acceso de las firmas norteamericanas a ese tesoro fabuloso? En resumen, es posible acertar con predicciones en pequeña escala y a corto plazo, así como con predicciones referentes a recursos naturales. En cambio, no es posible acertar con profecías sociales grandiosas. Esto se debe a que no conocemos las leyes de la historia, y ni siquiera sabemos si las hay. Engaños El día siguiente al atentado terrorista del 11 de setiembre de 2001, el titular de la primera plana de The New York Times ponía: Los EEUU bajo ataque. Esto daba la impresión de que se trataba de un nuevo Pearl Harbor: Pese a los fracasos sucesivos de las profecías desde los que la nación norteamericana estaba en guerra porque tiempos bíblicos, millones creyeron en la profecía cris- había sido atacada por otra potencia, la que ahora se tiana del fin del mundo, en la marxista de la bancarrota llamaba terrorismo. Era la guerra contra el Terror, del capitalismo y en la neoliberal de la prosperidad que enemigo sin territorio ni gobierno, pero no menos causaría el libre comercio, pero que no le llegó al Tercer temible por ello, y que exigía la movilización del pueblo: Mundo. Otros creyeron en la profecía del primer presi- leyes de emergencia, recursos extraordinarios y, sobre todo, unión en torno al Líder del dente Bush, quien en 1990 afirmó Aunque es posible acertar con pre- Mundo Libre, el presidente George que el precio del petróleo bajaría al ganar la Guerra del Golfo. De dicciones en pequeña escala y a W. Bush, electo un año antes en una hecho, desde entonces ese precio corto plazo, así como con prediccio- elección bajo sospechas de haber sido fraudulenta. subió de 20 a 70 dólares por barril, debido en parte a la política exterior de su hijo. La única región del mundo acerca de la cual me atrevo a hacer una predicción, por cierto sombría, es el llamado Medio Oriente, que en realidad es próximo. Esta ha sido una región conflictiva desde el colapso del Imperio Otomano porque flota sobre el mar de petróleo más vasto del planeta, porque el petróleo es muy codiciado por todos los países y porque hay una sola potencia capaz de controlarlo o incluso poseerlo por la fuerza sin que le importe violar una y otra vez el derecho internacional. Por este motivo me atrevo a profetizar que el Oriente Medio seguirá siendo conflictivo, aunque se firmen docenas de tratados, mientras le quede un barril de petróleo. Los americanos están dispuestos a sacrificar por este motivo hasta el último soldado israelí, y los reclutadores islamistas hasta el último mártir-asesino, para defender el óleo sagrado. Poderoso caballero es Don Petróleo. Si el escéptico 22 nes referentes a recursos naturales; no es posible acertar con profecías sociales grandiosas, ya que no conocemos las leyes de la historia, y ni siquiera sabemos si las hay. Esa presunta noticia fue falsa porque, por definición, guerra es conflicto armado entre dos naciones con sus respectivas fuerzas armadas, y en este caso había una sola nación, y el enemigo no era una fuerza armada sino una minúscula banda de criminales fanáticos no identificados. Es como si el gobierno español hubiera afirmado que estaba en guerra con ETA, hubiera bombardeado y ocupado el sur de Francia por albergar a etarras, y hubiera construido una prisión política para vascos sospechosos en una ex-colonia africana, para interrogarlos y sustraerlos a la justicia española. Como dice George Soros en su último libro, The Era of Fallibility, la guerra al terror no es sino una metáfora políticamente conveniente. Tanto, que engañó al pueblo norteamericano, recortó las libertades civiles, dividió, entonteció y desarmó a la oposición, prometió un torrente inagotable de petróleo barato, e hizo regalos colosales al puñado de empresas amigas de la Casa Blanca. Años después el mismo gran periódico admitió la falsedad de padre del capitalista más poderoso del mundo, disiente. su información de que Irak poseía armas de destrucción En efecto, Bill Gates declaró hace poco, en la famosa aumasiva y había participado en el ataque 9/11. Pero ya era dición de Bill Moyers, que, si bien el capitalismo había demasiado tarde: ya habían sido agredidas y ocupadas sido una bendición para el primer mundo, había resultados naciones, ya habían muerto decenas de miles de civi- do una maldición para el tercero. El escéptico ingenuo les inocentes, ya habían sido irreversiblemente arruina- queda en la duda: ¿cuál de los dos hijos será el idiota, das las vidas de centenares de miles de personas, y ya ha- Bill o Alvarito? bían sido reducidas a escombros Finalmente, no hay engaño exitocentenares de hospitales, escue- El escéptico les exige a los políticos ma- so sin autoengaño de otros: Don las, centrales eléctricas, plantas niqueos que le digan claramente en qué Juan cuenta con el autoengaño purificadoras de agua, fábricas, aspectos nosotros somos buenos y en del cornudo. Los niños que se enpuentes, y casas privadas. O sea, rolaron en la Cruzada de los Nicuáles ellos son malos. ya se habían cometido innumeños creyeron que se ganarían el rables crímenes de guerra. Sin paraíso al ir a rescatar el Santo Sepulcro de manos de los embargo, estas operaciones en nombre de la libertad y infieles; millones de ciudadanos soviéticos creyeron que la democracia le ganaron a George W. Bush y su partido estaban construyendo el socialismo real, cuando de heuna nueva victoria electoral. Una vez más, la alquimia cho se estaban sacrificando por el socialismo de Estado; política había transmutado a comediantes y delincuentes los mandatarios chinos siguen llamándose a sí mismos en grandes estadistas. comunistas al mismo tiempo que favorecen el ensanEl engaño político es particularmente exitoso y repug- chamiento del abismo entre ricos y pobres; y millones nante cuando va disfrazado de de norteamericanos creyeron a cruzada moral, cuando los líderes El escéptico examinará no sólo las me- su presidente cuando les asegules dicen a sus conciudadanos: tas de un movimiento político sino tam- ró que la dictadura iraquí poseía Nosotros somos buenos, y ellos armas de destrucción masiva que bién los medios que propone para alcan- amenazaban su derecho sagrado son malos, de modo que nuestra guerra con ellos es una cruzada zarlos. De lo contrario se hará cómplice al petróleo ajeno. del Bien contra del Mal. El es- de alguna de las grandes hipocresías de El escéptico procurará mantecéptico sabe que cada uno de nuestro tiempo: la guerra para acabar ner en buen estado a su detecnosotros es medio ángel y medio con las guerras, la dictadura para realitor de mentiras, para no dejarse demonio, Doctor Jekyll de día y zar la emancipación, el centralismo de- extraviar por cantos de sirenas Mister Hide de noche, bueno en de afuera ni de adentro. Pero, el hogar y malo en el trabajo o al mocrático, y la invasión para difundir la contrariamente a Odiseo, no se democracia. revés. Por lo tanto, el escéptico amarrará al mástil de su barco les exige a los políticos manidejando que éste navegue a la queos que le digan claramente en deriva, sino que empuñará el timón para seguir buscando qué aspectos nosotros somos buenos y en cuáles ellos la verdad. son malos. Puede ocurrir que no haya gran diferencia moral entre ambos bandos, y que su conflicto no sea moPagarés ral sino material: que no se trate del Bien sino de bienes, tales como tierra, agua, petróleo y mercados. Todo político tiene que firmar pagarés, o sea, hacer Otra cruzada en que están empeñados los buenos pro- promesas. Si es honesto, los firmará creyendo que fesionales es la libre empresa y el libre comercio, pese podrá levantarlos, aun sabiendo que pueden ocurrir a que ninguno de ellos han hecho progresar a los países acontecimientos inesperados, tales como sequías subdesarrollados. Los Vargas Llosa, el novelista justa- prolongadas y agresiones extranjeras, que le impidan mente famoso y su hijo Álvaro, militan en esta cruzada. cumplir su palabra. Vargas Llosa hijo ha acusado a los izquierdistas latinoamericanos de ser idiotas por persistir en el error socialista y no comprender los beneficios del llamado neoliberalismo, que no es sino la tentativa de volver al capitalismo desenfrenado del siglo XIX. Otro hijo famoso, el del Lenin prometió que la combinación de poder soviético con electrificación gestaría el socialismo, pero éste nunca llegó. Hitler prometió un reino milenario, el que no duró sino doce años. Durante la segunda guerra mundial Roosevelt y Churchill prometieron un mundo sin mie2 el escéptico do, en vísperas del peor susto que sufrió la humanidad desde el año 1000: la amenaza de guerra nuclear. Perón prometió la justicia social, la que jamás llegó. Y ahora Bush promete regalarles libertad y democracia a todos los pueblos, aunque no las quieran. No hay cómo firmar pagarés políticos para obnubilar el espíritu crítico Ocasionalmente el político ambicioso, aunque básicamente honesto, firmará pagarés literalmente a diestra y siniestra, para obtener el apoyo de grupos políticos de idearios muy diferentes del suyo propio. Si triunfare, se encontrará con la imposibilidad de cumplir con los diestros sin ofender a los siniestros y recíprocamente. Esto le ocurrió a Arturo Frondizi, el primer presidente constitucional argentino después de la caída de Perón. No sólo no pudo levantar todos los pagarés que había firmado, sino que se topó con los tres enemigos tradicionales de la democracia latinoamericana: las fuerzas armadas, la Iglesia católica y el servicio norteamericano de espionaje. El ciudadano con ojo escéptico intentará averiguar qué pagarés ha firmado su candidato, así como estimará la posibilidad que tiene de levantarlos. Si le parece que ha prometido demasiado a demasiada gente, se lo hará saber, para que el candidato se desligue a tiempo de algunos compromisos. Siempre es preferible conservar el capital político bien habido a malgastar el malhabido. Maquiavelismo Niccolò Machiavelli fue uno de los más grandes politólogos de todos los tiempos, pero también fue un técnico siniestro de la manipulación política. Lo que hoy llamamos maquiavelismo puede resumirse en el consejo utilitarista "el fin justifica los medios". En otras palabras, la receta es armarse de insensibilidad moral. Es moralmente insensible el que pasa por alto la pobreza, la violencia, la corrupción y la ignorancia, pero en cambio exige sacrificios para mayor gloria de Dios, de la patria o de un ideario. Un movimiento político es moral si y sólo si se propone sinceramente mejorar el estilo de vida de las gentes, o sea, si es democrático y progresista, porque en tal caso es prosocial. En cambio, un movimiento político es inmoral si es antisocial, o sea, si favorece los intereses de una minoría a costillas de la mayoría. Acabo de plagiar a Alexis de Tocqueville, a casi dos siglos de distancia. Sin embargo, ¡ojo escéptico!, porque un político puede abogar de buena fe por fines morales al mismo tiempo que emplea medios inmorales para conseguirlos. Primer ejemplo: el igualitario que practica el elitismo al sostener la necesidad de una dictadura para imponer la igualdad. Segundo ejemplo: el demócrata que pretende imponer la democracia a tiros o a dólares. Tercer ejemplo: el liberal que ejerce la censura para impedir la discusión y difusión de ideas reaccionarias o socialistas. En conclusión, el escéptico examinará no sólo las metas de un movimiento político sino también los medios que propone para alcanzarlos. De lo contrario se hará cómplice de alguna de las grandes hipocresías de nuestro tiempo: la guerra para acabar con las guerras, la dictadura para realizar la emancipación, el centralismo democrático, y la invasión para difundir la democracia. Para hacer una tortilla hay que romper huevos, pero frescos, no podridos, ni menos aun cuando están siendo empollados. Crímenes En política, igual que en la vida cotidiana, se cometen errores morales, o sea, acciones antisociales, que son las que benefician al actor en perjuicio de otros. Los errores morales pueden ser voluntarios o involuntarios, de comisión o de omisión. Cuando el daño consiste en la muerte de inocentes, o en la destrucción de cosas muy necesarias para otros, tales como hospitales, fuentes de energía y puentes, y el error es un crimen. Nicolás Maquiavelo (1469- 1527). Originario de Florencia, es considerado como el fundador de la filosofía política moderna y uno de sus principales exponentes (Santi di Tito). el escéptico 2 De todos los errores morales deliberados, el peor es la agresión, de cualquier tipo y a cualquier escala. Y de todas las agresiones la peor es la armada, particularmente la agresión armada en gran escala, o sea, la guerra, ya que es asesinato al por mayor. Sin embargo, sigue habiendo guerras y se sigue usando el símil bélico para nombrar campañas de distintos tipos: guerra a la droga, al crimen, al SIDA, al analfabetismo, etc. En cuanto se habla de guerra, literal o metafórica, se puede recurrir al patriotismo, ya auténtico, ya fabricado ad hoc para privar a la gente de su facultad crítica, de su juicio moral, o de su libertad. Por todo esto es escandaloso que sean tan pocos los filósofos morales que hayan condenado la guerra; que los cursos universitarios de ética le dediquen mucha menos atención que al caso proverbial del padre que roba un pan para alimentar a sus hijos hambrientos; y que los fundamentalistas cristianos no se manifiesten contra la guerra, el crimen máximo, ni voten contra quienes la inician, en lugar de desfilar contra el aborto y el matrimonio homosexual. Es característico de los guerreros de sillón, desde los políticos que organizaron la primera masacre mundial hasta nuestros días, el que todo lo vean en términos de victorias y derrotas, nada en términos morales. Por ejemplo, en el documental The fog of war, dedicado a la vida pública de Robert S. McNamara, éste confiesa haber cometido varios errores al organizar la guerra contra Vietnam en su calidad de secretario de defensa de los presidentes Kennedy y Johnson, pero rechaza categóricamente la acusación de haber cometido crímenes de guerra, pese a haber ordenado el bombardeo indiscriminado de poblaciones civiles, la fumigación con agente naranja, el desmantelamiento de aldeas, y muchos otros actos prohibidos explícitamente por la Convención de Ginebra y la Carta de las Naciones Unidas. Las personas normales, en cambio, sabemos que la agresión bélica es criminal y por lo tanto inmoral. Con el pretexto de que la mejor defensa es la agresión, a menudo el agresor alega que dispara primero para defender mejor. Se habla así de guerra preventiva, se invade países enteros para aprehender a un puñado de terroristas y, con el pretexto de la seguridad, se cercenan las libertades civiles. A los ojos del escéptico, la guerra, ya auténtica, ya metafórica, es un delito que sólo conviene a unas pocas compañías y a los políticos que medran con la credulidad del ciudadano. Moralejas escépticas Terminaré enunciando un puñado colmado de moralejas escépticas. 1. Confundir deliberadamente es estafar. No se deje estafar. 2. Errar es humano, pero persistir en el error es estúpido o criminal. Corrija sus errores antes de que lo tomen por tonto o por canalla. 3. En política, exagerar para cualquiera de los dos lados es peligroso. No arriesgue el pellejo subestimando, ni haga el ridículo exagerando. 4. Las predicciones políticas son azarosas porque no conocemos leyes históricas. Desconfíe de quien le ofrezca venderle el futuro, sobre todo en cuotas de sangre. 5. En política las palabras sirven, ya para informar, ya para engañar. No sea ingenuo: tome con pinzas y examine todo lo que le digan, y recuerde que el mentiroso mayorista suele ser premiado y recordado, ya injustamente como gran hombre, ya justamente como gran rufián. 6. Antes de aceptar un pagaré político averigüe si el firmante es solvente y si su pasado inspira confianza. 7. Desenmascare el maquiavelismo: contribuya a moralizar la política. A buenos fines, buenos medios. 8. Recuerde que la agresión armada, por justificada que parezca, es un crimen. Y que este crimen se da en dos variedades: de abajo y de arriba (o terrorismo de Estado). El terrorista de abajo puede caer bajo el Código Penal, mientras que al de arriba le cabe el Código de Nüremberg. En resumen, cuando oiga la palabra `guerra', desconfíe: acuda al diccionario y averigüe quién es el auténtico enemigo y cómo combatirlo sin cometer crímenes de guerra. Metamoraleja: Desconfíe de todas las moralejas, pero no se deje paralizar por la desconfianza. La duda sacude y la crítica quiebra, pero para que haya algo que sacudir o quebrar es preciso empezar por construirlo1. Para que sirva, el escepticismo no debe ser una doctrina sino una fase de la investigación. 1.En inglés queda más bonito: Doubt shakes and criticism breaks: Neither makes, and making is what counts. Conferencia dictada por el Dr. Bunge en las jornadas "El progreso científico y sus amenazas" , organizadas por la Agrupación Astronómica de Castelldefels y el Centro de Actividades Ambientales Cal Ganxo (con la colaboración de ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico y con el apoyo del Ayuntamiento de Castelldefels, de la Escola Politècnica Superior de Castelldefels --Universitat Politècnica de Catalunya-- y de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología --FECYT--) en Castelldefels, el 10 y 11 de noviembre de 2006. Publicado con todos los permisos. 2 el escéptico