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15 años de El Escéptico 15 Años ¿ de la revista El Escéptico Cuándo, por qué, y cómo hacer una celebración como esta? La primera cuestión ya está respondida. Hubiera sido ideal hacerlo hace dos años, a modo de burla a las supersticiones sobre el número trece. Pero, ¡Qué más da trece que quince si tenemos un porqué! Porque queremos homenajear a todos los que han colaborado para que esta revista sea realidad durante todo este tiempo. Merece la pena recordar a esos equipos de redacción en el lejano 1998, cuando apenas había comunicación por Internet, trabajando con procesadores de texto incompatibles entre sí, y programas de maquetación expertos en dar dolor de cabeza a la imprenta. Voluntarios que traducen artículos o los revisan una y otra vez para encontrar esa tilde olvidada, esa coma mal puesta. Autores que han dedicado su tiempo y esfuerzo para publicar sin remuneración económica alguna. O, peor aún, autores que han dedicado su tiempo y esfuerzo, pero cuyo trabajo no pudo ver la luz porque el consejo de redacción estimó que no se ajustaba a las necesidades de la revista. No quiero olvidarme de los ilustradores, tanto aquellos que tenían que escanear sus dibujos a lápiz como los que trabajan ahora con modernos programas de edición. Ni a aquellos que han repartido ejemplares de cortesía a personas interesadas, ni los que pusieron un sello y una dirección para un envío por correos. O los que han llevado cajas y cajas en sus automóviles. Y, por supuesto, homenajear a nuestros lectores; que con paciencia esperan a que su buzón se llene con su ejemplar. Algunos de ellos, ocasionales, nos leen desde las bibliotecas. A otros les llegará este ejemplar por una donación. Muchos otros no nos van a poder leer. Quiero recordar a quiénes cancelaron su suscripción de forma obligada, a los que el escéptico 36 ya no están con nosotros, o los que han tenido que apartar ese dinero para comer. Y, por qué no, a los que se cansaron de nosotros. Confiamos en poder recuperarlos de nuevo. Pero esta motivación -suficiente, por supuesto- valdría para cualquier publicación. Quiero argumentar la necesidad de El Escéptico no solo durante estos tres lustros, sino en la actualidad. En un momento donde los medios de comunicación callan, inventan o deforman la información de forma descarada; sufriendo una crisis económica cuyas recetas impuestas nunca tienen argumentos sólidos. Crisis que está afectando a la financiación de pilares básicos de la sociedad como la sanidad, la educación, o la investigación y aplicación de la ciencia y tecnología para beneficio de los ciudadanos. Un frenazo en toda regla al fomento de la razón y la ciencia, leitmotiv de El Escéptico. La última pregunta no deja de ser peliaguda. Esperamos que a los lectores les hayan gustado los artículos seleccionados para la ocasión. La excusa era perfecta para embarcar a Alfonso López Borgoñoz -que fue director de la revista, y actualmente es presidente de Amnistía Internacional España- en un artículo sobre el derecho a disfrutar de los beneficios de la ciencia (lo cual debería redundar en disminuir las aplicaciones perjudiciales de la misma). Además, hemos querido darle un toque más desenfadado a la celebración, con colaboraciones de Diego Zúñiga, el que fuera director de la publicación hermana La nave de los locos. Más de un lector se sentirá identificado con sus vivencias. Por último tenemos la suerte de contar con la colaboración del colectivo Antonio Rico, y una hilarante historia sobre la cordura. Bueno, en realidad trata sobre la ausencia de ella. Gracias a todos, de nuevo. Felices quince años de El Escéptico... ¡Y que cumpla muchos más! otoño-invierno 2013