Recomendamos la lectura de este artículo en formato pdf, respetando su maquetado original.
Para ello pinche en la imagen de la primera página que aparece arriba.
Para facilitar su difusión, proporcionamos también la versión del artículo en html y texto, pero tenemos que advertirle que su extracción ha sido realizada por herramientas automáticas y puede que no conserve completamente la composición original.
Enlace al artículo en html (en nueva ventana): Yo estuve en Ganímedes
Texto plano (desmaquetado) del artículo : Mostrar el texto plano (segunda vez esconde)
15 años de El Escéptico Ganímedes Parodia perpetrada por el colectivo Antonio Rico Yo estuve en A quella soleada tarde, Baltasar-Joao Marques da Oliveira se hizo a la mar desde el puerto de Villa das Roucas en su pequeña barca de remos para disfrutar de unas relajadas horas de tranquilidad en medio del ajetreo del verano brasileño. "El día era tan agradable y la mar tan apacible que me quedé dormido al poco rato", nos cuenta. "Ignoro cuántas horas permanecí a la deriva en mi barquita pero, al despertar, me vi envuelto por la negra noche y sacudido por olas encrespadas como una cáscara de nuez. Rápidamente busqué una brújula en el botiquín de urgencia, pero confieso que, debido a la angustia del momento, olvidé cuál de las tres agujas (la pequeña y gorda, la larga y estrecha o la delgada que se movía rápidamente) era la que indicaba el norte. Comencé a remar en una dirección que supuse correcta pero, al cabo de varias horas, me di cuenta de que estaba remando en círculos. Fue en aquel momento cuando apareció la nave extraterrestre y me iluminó súbitamente. `¡Socorro!' -grité- y volví a ser iluminado. `¿Debo seguiros?', pregunté, y la luz me contestó afirmativamente. `¿Sois extraterrestres?', un sobrio fogonazo confirmó mis sospechas. `¿Es verdad que la única superación verdadera del dualismo pasa por una fenomenología materialista que niegue el positivismo lógico y su prejuicio realista asociado?', pregunté, y los extraterrestres me contestaron antes siquiera de que terminase de hacer la pregunta. Así pues, remé con todas mis fuerzas hacia aquella nave y comprobé cómo, milagrosamente, iba sorteando todos los escollos de la accidentada costa nortebrasileña. Amanecía tímidamente cuando en el horizonte apareció una playa. La emoción y el cansancio me hizo de nuevo perder el sentido. Desperté tumbado sobre la arena, reanimado por un hombre que me ayudó a incorporarme. Le conté toda mi historia, pero se mostró incrédulo. `Es extraño', me contestó, `yo he pasado toda la noche en vela en el faro de ahí arriba y no he visto nada de lo que usted me cuenta'. No fue el único que se mostró escéptico ante mi historia, pero yo juro que es cierta, como lo prueba el hecho de que nadie haya podido demostrar que sea falsa". Marques da Oliveira es solo una de las muchas personas que a lo largo de los últimos años han vivido un Contacto otoño-invierno 2013 Comunicativo Interplanetario (CCI), uno de los campos más prometedores de la nueva ufología científica. En efecto, libre ya de las limitaciones de otras épocas, la ufología, en un afán por el rigor científico y la seriedad metodológica, ha abierto sus puertas a la influencia de otras ciencias, -astrología, quiromancia, qutognosis y pedagogía comparada, fundamentalmente-, reivindicando su carácter universitario, como de hecho lo posee en el resto de los sistemas solares de nuestra galaxia. Hoy en día ya nadie duda de la existencia de inteligencias extraterrestres; y, poco a poco, van cayendo los tópicos peyorativos interesados en acallar este tipo de fenómenos, uno de los cuales, quizás el más extendido, dice que los CCI solo tienen lugar con personas de baja cultura o dudoso equilibrio psíquico. Sirva este testimonio para desmentir dicho prejuicio: Aquella soleada tarde, Peter Astha, histórica figura del Partido Republicano estadounidense, celebraba una importante reunión de trabajo con el líder de las juventudes de dicho partido, Jimmy Both, con el fin de aprobar un documento condenatorio de la "inmoralidad sexual reinante en las series de televisión norteamericanas". A última hora de la tarde, celebraron una sencilla rueda de prensa en el despacho de trabajo y, tras posar para los periodistas, les entregaron una copia del documento para su difusión pública en sus medios privados. "Una vez finalizada la reunión, Both y yo nos quedamos solos", nos cuenta Astha. "Extrañados por un misterioso resplandor que parecía provenir del exterior, Both y yo nos asomamos a la ventana. Asombrados, comprobamos cómo a menos de 10 metros de nuestra ventana en el piso 245 del edificio de nuestro partido flotaba una pequeña nave brillante de forma esférica que cada vez se acercaba más a nosotros. Todo sucedió muy rápido. De pronto, emergió una especie de cañón de la cubierta de la nave y nos disparó un extraño rayo que nos hizó salir despedidos contra el sofá del despacho. Aterrados, Both y yo nos abrazamos justo cuando el rayo iba recorriendo nuestros cuerpos y desintegrando nuestras ropas, hasta que quedamos tirados en el sofá, abrazados y completamente desnudos. Con la misma celeridad con lo que todo empezó, la nave recogió su cañón y se perdió en el atardecer a una 45 el escéptico velocidad endiablada. Both y yo permanecimos paralizados por el miedo durante unos segundos, al cabo de los cuales se abrió la puerta del despacho y apareció Jackie Frasco, reportera del Free World Evening News, que había olvidado su cámara en la rueda de prensa anterior y venía a recogerla. A la mañana siguiente estábamos en la primera página de todos los periódicos de la Unión, y el libro de Frasco ¿Está el islamismo detrás del fenómeno ovni? ha sido un gran best seller. Ahora, perdóneme, porque tengo una importante reunión con Both en mi despacho. A propósito, asegúrese de que no se olvida nada, por favor". Testimonios irrefutables como los presentados solo admiten como explicación la existencia de naves extraterrestres surcando nuestros cielos, naves que, en contra de otro de los tópicos frecuentes entre los desconocedores de la ufología científica, no aparecen únicamente en descampados solitarios sino que, cada vez más frecuentemente, realizan sus Contactos Comunicativos Interplanetarios en el centro de populosas ciudades. Con el CCI más famoso de los últimos años, ocurrido en Madrid, concluimos este breve artículo: Aquella soleada tarde, Alberto Jiménez Giménez había regresado por la mañana de una noche agotadora. Junto a los otros cuatro componentes de la Asociación Científica para el Contacto con Otras Inteligencias, había pasado la noche en blanco escrutando los cielos con el telescopio de la Asociación, dado que, tras largos años de costosísimas operaciones matemáticas que relacionaban las fechas de aparición de ovnis en el mundo, habían deducido que era ésa, y no otra, la noche en que se produciría la profetizada llegada masiva de extraterrestres. Sin embargo, tras comprobar que efectivamente la tapa del objetivo del telescopio estaba quitada, al amanecer reconoció su fracaso, y emprendió camino a su casa. "Eran las 10 de la mañana", nos cuenta, "y volvía en coche a mi casa. De pronto, al girar una esquina me encontré con una nave aterrizada que despedía un pitido rítmico y una potentísima luz roja, tan fuerte que me obligó a frenar el coche y taparme los ojos con las manos. Miles de pensamientos se agolparon en mi mente, presa del pánico. Agachado y retorcido en mi asiento entreabrí ligeramente los dedos para ver qué estaba sucediendo y percibí aterrado las siluetas de varios humanoides que pasaban por delante de mi coche y me miraban. Súbitamente; el insoportable pitido cesó y volví a entreabrir los dedos, comprobando cómo los humanoides habían desaparecido al tiempo que la luz roja se había convertido en verde. En un arranque de valor, puse el coche en marcha y salí disparado de allí. Esa experiencia cambió mi vida. La ACCOI creció como la espuma y comenzamos a estar subvencionados por el Ministerio de Cultura. Pero, por encima de todo, ahora sé que Ellos están entre nosotros". el escéptico 46 otoño-invierno 2013