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el circo paranormal El susto galáctico del 23-F Los 23-F son malos días para la tranquilidad. Y todavía son peores noches. Algo debe ocurrir en los movimientos de los astros que provoca el desmadre de los iluminados. El anochecer del último 23-F, se colapsaron las líneas de teléfono de toda España. O al menos de media España, de la España que gozó de cielos despejados y libres de nubes. Comisarías de Policía, centros de Protección Civil, emisoras de radio y televisión, periódicos... todo era bueno para buscar una respuesta de quien se presupone informado y amigo, una respuesta que acallase la alarma ante el inminente peligro. Un enorme ovni, una nave estelar, una Estrella de la Muerte ¡Qué digo una! ¡Dos! Dos terroríficas esferas de una potencia lumínica nunca vista se destacaban en el horizonte azul oscuro, casi negro. Dos ingenios enviados por el Imperio Galáctico para destruir el planeta, para enviarnos a hacer gárgaras en un agujero negro. Todo un golpe de Estado sideral. Un golpe de Imperio. Lord Vader al ataque, con o sin voz de Constantino Romero. No podían ser planetas, no podía ser Venus. Hasta el gorro estamos de oír a los propagandistas de lo paranormal, a los mercachifles de cantos de sirena rarita, que no se puede confundir un planeta con una nave extragaláctica, que una cosa es una cosa y otra cosa es otra, y Dios en la de todos. Siguiendo su lógica, si no son planetas, son naves. Pues amén. La llegada de la oscuridad nocturna trajo una curiosa sorpresa que, en algunos casos, se tradujo en alarma: dos luces brillantes, como estrellas que fuesen a chocar, eran claramente apreciables en el cielo despejado. El fenómeno fue confundido con un ovni por numerosos coruñeses, que no tardaron en consultar sus sospechas con la Redacción de este periódico, informaba al día siguiente El Ideal Ga- La conjunción de Júpiter y Venus de febrero trasladó a muchos españoles a un Universo propio de La guerra de las galaxias. llego, uno de los periódicos de A Coruña. También La Voz de Galicia se hizo eco del fenómeno: Entre otros muchos cundió la alarma y las llamadas a la Policía local se sucedieron constantemente, convirtiendo a los agentes en improvisados informadores sobre astronomía. Entre los vecinos más alarmados, cada uno daba su versión: un avión que estaba parado con las luces encendidas; dos luces en el cielo que lanzaban rayos de colores; ovnis... Y si esto ocurría en Galicia, lo mismo acontecía en el extremo opuesto de España, a más de mil kilómetros en diagonal. En Murcia, el diario La Verdad informaba: En esta Redacción, se registró un aluvión de llamadas. Desde el que estaba seguro de estar viendo un ovni hasta el que alertaba de que una luz muy grande que no había visto nunca se estaba acercando a la tierra. Y una mujer del barrio del Progreso reflexionaba sabiamente: Entre mis vecinos se ha armado un buen follón. Veíamos una cosa suspendida en el cielo que bajaba a gran velocidad. Hemos pensado en cualquier cosa, menos que se trataba de la conjunción de Júpiter y Venus. Las cosas como son. Y es que de eso se trata, mi sincera señora, en ese submundo de los que rebuscan falsos misterios en el baúl en el que se mezcla cualquier culo con cualquier témpora con la única condición de que uno y otro sean raros, anormales, paranormales. De eso se trata: de pensar en cualquier cosa menos en la explicación correcta. Y, de ser posible, previo pago de su importe. Uno, que es escéptico, no tuvo miedo. No lo tuvo gracias a que había leído a Javier Armentia en El País, explicando que el hermoso espectáculo que se avecinaba no era más -¡ni menos!- que un acercamiento aparente de Venus y Júpiter, hasta la distancia angular de una décima de grado. Para algo había de valer alguna vez esto del escepticismo. el escéptico (Primavera 1999) 39 el circo paranormal Y, no sin emoción, montó su cutrescopio en la ventana del decimocuarto piso que da al Oeste, y con toda la familia gozó, y bien que gozó, del inusitado panorama. En la imagen invertida del newtoniano, Venus a la izquierda, y a su lado el siempre majestuoso Júpiter, luciendo sus bandas oscuras en posición vertical. Sobre el gran planeta, tres de los satélites galileanos: uno en lo más alto, y dos emparejados entre éste y el planeta; bajo él, el cuarto satélite. Una composición equilibrada, majestuosa, en la que sólo faltaba el monolito negro que nos transportase a estados alterados de conciencia. Pero no había monolito, y la conciencia alterada estaba ahí fuera, en los que en lugar de utilizar la razón tras rascarse la cabeza, prefirieron ver naves al ataque, objetos que descendían velozmente sobre nosotros o, lo que me resulta más terrorífico, un avión parado en medio de la noche. Y es que los 23-F no gana uno para sustos. Aunque para sustos, la verdad, me quedo con los de este año. JOSÉ MARÍA BELLO sugiere la lectura de Blanco y Negro de la Mujer, el nuevo suplemento del fin de semana del diario Abc. Este viejo, formal y conservador periódico parece haberse decidido a un cambio, un aggiornamento que se decía en mis años mozos, y para ello se apuntó a la moda de lo paranormal publicando en fascículos coleccionables una infumable serie dedicada a los llamados fenómenos ocultos. Y hace unos meses, con la reestructuración de los suplementos del fin de semana, y cuando buscaba la sección de ciencia en el de cultura -sección que ha pasado a mejor vida: la ciencia no debe ser ya cultura-, me encontré con el desdoblamiento por sexos del Blanco y Negro, especie de Biblia de la burguesía española durante la primera mitad de este siglo. En portada, la primera en la frente. Cito textualmente: El secreto de la felicidad: ¿tiene su casa un buen Feng Shui ? Para aquéllos no versados en supersticiones orientalistas ni en las llamadas ciencias milenarias chinas, esta leyenda de importación tiene que ver con la orientación de la vivienda, sus puertas y ventanas, la decoración de la misma y otras cuestiones de diseño arquitectónico y de interiores. Pero no piensen que detrás de esta ciencia milenaria china de la que todo el mundo habla, tal y como la define pomposamente la autora de este reportaje, está el buen sentido común de buscar orientaciones según la luz y la trayectoria aparente del sol a fin de evitar calores en verano y tener nuestra vivienda caldeada en invierno. Ni evitar corrientes mediante puertas y ventanas inadecuadamente distribuidas, ni crear ambientes de mayor o menor intimidad. No. El Feng Shui -viento y agua, según traduce la reportera- se basa en ERNESTO J. CARMENA Nueva Era en blanco y negro El género de credulidad es femenino, aunque ésta esté repartida por igual y generosamente entre ambos sexos. No obstante, en una cultura como la nuestra, que ya en la cuna viste a unas de rosa y a otros de azul, parece que hay creencias, fábulas y supersticiones más propias de las mujeres que de los hombres, y viceversa. O, al menos, así nos lo presentan los medios de comunicación, pues basta con ver un programa de televisión pensado fundamentalmente para una audiencia femenina o las revistas para las mujeres para comprobar el continuo e imparable avance de las patochadas, ficciones fraudulentas e irracionalidades varias que abundan en el esoterismo de boutique de la Nueva Era. Todo esto y más es lo que me 40 ( Primavera 1999) el escéptico