Se van a cumplir diez años del atentado terrorista en los EEUU que, literalmente, cambió el mundo. El 11 de septiembre de 2001 (11-S), cuatro aviones fueron secuestrados y, posteriormente, dos de ellos se estrellaron contra las Torres Gemelas en Nueva York, otro contra el Pentágono -en Washington-, y sólo el cuarto no llegó a su destino, gracias a una revuelta de los pasajeros, aunque con la consecuencia final de estrellarse en medio de un campo de Pensilvania. Como todo gran acontecimiento, tuvo gran impacto mediático. Más aún porque prácticamente todo el atentado, y posteriores consecuencias, se retransmitieron en directo por televisión.
Pero al igual que con otros grandes acontecimientos, rápidamente surgió una teoría de la conspiración. Alrededor de marzo de 2002, tan sólo seis meses después de los atentados, Thierry Meyssan pretendía haber descubierto toda la verdad, y publicó el libro La gran impostura. Defendía que no hubo aviones secuestrados, ni terroristas suicidas, sino que todo el atentado fue en realidad una operación gestada y ejecutada por gente de la administración estadounidense, con el objetivo de encontrar una excusa con la que invadir Afganistán e Irak. Ese mismo año de 2002 publicó un segundo libro, El Pentagate, donde elaboraba la idea de que en el Pentágono no se estrelló un avión, sino un misil. Posteriormente, la teoría de la conspiración ha crecido hasta abarcar todos los aspectos del atentado, en un tipo de teorías bautizadas como MIHOP (Make It Happen On Purpose, "Haz que ocurra"), en las que se sostiene que la administración Bush planificó y ejecutó los atentados.
Y mientras una teoría de la conspiración iba creciendo rápidamente, las autoridades iban a un ritmo más lento. El FBI comenzó a investigar el atentado el mismo 11 de septiembre. En realidad, antes, porque ya a finales de agosto de 2001 se detuvo a Zacarías Moussaoui. Levantó las sospechas de un instructor de vuelo, y así se lo comunicó al FBI. En pocos días, el FBI consiguió algunas pruebas que ya apuntaban a la posibilidad de un atentado terrorista. A pesar de ello, no fueron capaces ni de proveerlo ni de detenerlo. Así, surge otra teoría de la conspiración, bautizada LIHOP (Let It Happen On Purpose, "deja que ocurra"), en la que se sostiene que el gobierno americano sabía que iba a cometerse el atentado, pero no hizo nada por detenerlo.
En noviembre de 2002 se creó la "Comisión del 11S". Fue una comisión compuesta por políticos de ambos partidos (republicanos y demócratas), que durante casi dos años intentó dar respuesta a qué falló aquel día. El informe final vio la luz en julio de 2004, y por lo visto, poca gente ha entendido el propósito de la comisión. Para los defensores de las teorías de la conspiración, el informe constituye la versión oficial y critican que no se ha llevado a los tribunales a los culpables, o que tampoco ha explicado por qué cayeron los edificios. Algo que estaba fuera del ámbito del informe.
Los comisionados no eran policías o jueces, por lo que difícilmente pueden realizar una investigación judicial destinada a llevar culpables ante la justicia. De eso ya se ocupó el FBI. Se detuvo, se juzgó y se condenó a Zacarías Moussaoui. Otras cuatro personas se hallan pendientes de juicio, entre ellas Khalid Sheikh Mohammed, señalado como el cerebro del 11S. Así lo reconoció él mismo a periodistas de Al-Jazeera en 2002.
Los miembros de la comisión tampoco eran ingenieros, así que tampoco podían evaluar por qué se cayeron las Torres Gemelas o el Edificio 7 del World Trade Center. De eso se ocuparon ingenieros civiles de la ASCE, la FEMA y el NIST. Así, lo que investigó la comisión fue lo que pueden hacer los políticos: estudiar las políticas de inmigración, de defensa, la política exterior, los protocolos de seguridad y reacción ante emergencias, etc... con vistas a evaluar qué falló el 11S, y qué cambios debían hacerse para evitar que algo similar volviera a ocurrir. Nadie dice que los cambios aplicados en las leyes hayan sido acertados (más de uno los hemos sufrido cada vez que pasamos por el aeropuerto), pero hay que entender primero cuál fue el objeto de la comisión para poder evaluar su actuación y su resultado.
Es en el informe de la comisión donde se pone de relieve la descoordinación, o imprevisión, o dejadez, o exceso de confianza que facilitó el atentado. Podría, incluso, parecer una prueba a favor de las teorías LIHOP; sin embargo, esta corriente es muy minoritaria. Son las teorías tipo MIHOP las que han inundado la red, y han lanzado a la fama a varios personajes, cuya única ocupación actualmente es dar conferencias por el mundo con presentaciones y vídeos diciendo que el 11S fue un autoatentado.
Las teorías MIHOP ponen en duda todo. Allí donde la versión oficial diga blanco, un seguidor de teorías MIHOP dirá negro, aunque eso suponga una contradicción. Por ejemplo, uno puede preguntarse por qué no se pudo detener a los aviones suicidas. Por qué durante hora y media, los aviones volaron sin la amenaza de ser derribados por unas aparentemente inoperantes fuerzas aéreas. La respuesta desde un punto de vista MIHOP es que hubo una orden de no despegar, de permanecer inactivos.
Foto original: Lil' Mike
En las películas de Hollywood, los cazas llegan en cinco minutos; pero es que son eso: películas. La investigación mostró que la realidad es más complicada que la ficción. Para empezar, porque la respuesta de la fuerza aérea fue correcta: desde que se recibió el primer aviso en la base del NEADS de Boston (la más cercana a Nueva York), dos cazas tardaron en despegar 15 minutos, lo estipulado con el nivel de alerta vigente durante el 11-S, DEFCON 5, el más bajo de todos. Sin embargo ya era tarde, primero porque era la Administración de Aviación Federal (FAA) quien controlaba el espacio aéreo, quien debía dar el aviso y quien debía indicar a dónde tenían que dirigirse los cazas. Segundo, porque los secuestradores apagaron el transpondedor¹, ocultando su posición a los controladores de la FAA y dificultando su seguimiento. Así que, cuando la FAA avisó a la fuerza aérea, por un lado, avisó sólo 15 minutos antes de que el avión se estrellara, y por otro, ni siquiera sabía con exactitud dónde se hallaba el avión secuestrado.
Mientras una teoría de la conspiración iba creciendo rápidamente, las autoridades iban a un ritmo más lento.
Pero es que, aunque hubieran llegado a tiempo, los cazas no habrían impedido el impacto en la primera torre. El avión estaba secuestrado, y la misión de los cazas habría sido la escolta, según la legislación vigente entonces. En realidad, hasta que no se estrelló el segundo avión, cuyo impacto se vio en directo por televisión, no hubo certeza de que se trataba de un atentado.
El factor sorpresa jugó a favor de los terroristas y para cuando se empezó a tomar conciencia de lo que estaba pasando, eran las nueve y cinco de la mañana y el marcador ya iba 2-0. Era una situación que sobrepasaba la capacidad de reacción de la FAA, un organismo civil y los ojos de la fuerza aérea en esos primeros momentos, que tampoco pudo evitar el impacto de un tercer avión en el Pentágono.
Para cuando se ordenó el cierre del espacio aéreo, y el NEADS comenzó a hacerse con el control de la situación, ya eran las diez de la mañana, momento en el que los pasajeros del último avión, tras hablar por teléfono con familiares, ya eran conscientes de su destino y decidieron comenzar una revuelta que terminó con el avión estrellado en tierra.
¿Estrellado? ¿O derribado? Quienes creen en la teoría de la conspiración, sostienen que este último avión fue derribado por un caza. Pero entonces, ¿dónde queda la inoperancia de la fuerza aérea que tanto se critica con los tres aviones anteriores? Resulta que, por un lado, los conspiradores ordenaron a la fuerza aérea no intervenir; por otro, intervino para derribar uno de los aviones y hacer el trabajo que reclaman no se hizo con los otros tres. Pero ese "hacer su trabajo" de pronto se convierte también en parte del plan de la conspiración. ¿Alguien lo entiende?
Las teorías de la conspiración han ido creciendo y creciendo, sobre todo en el número de implicados: Gobierno, FBI, el ejército, los testigos....
La actuación de la fuerza aérea, qué se estrelló en el Pentágono, por qué se cayeron las torres gemelas e, incluso, hasta cómo es posible que la BBC anunciara que el Edificio 7 se había derrumbado antes de realmente se derrumbara... Para cada momento o suceso aislado del atentado, existen no una, si no varias teorías. Y el problema viene al ponerlas todas juntas, porque no es posible realizar un relato coherente de principio a fin, y lo único que tienen en común es negar lo que diga la versión oficial al respecto.
Así, las Torres Gemelas habrían sido demolidas de forma controlada con explosivos, con una mezcla incendiaria llamada termita, con una bomba termobárica e incluso con una bomba nuclear. Pero mi favorita es que se vaporizaron en el aire con un "arma de energía dirigida" disparada desde el espacio, al estilo de la "Estrella de la Muerte"... cualquier cosa antes que aceptar que pudieran colapsar por la acción combinada del daño producido por los aviones y el fuego que posteriormente se produjo. Por supuesto, eso implica acusar de encubrimiento a los ingenieros que han explicado por qué fueron posibles tales colapsos.
A tal extremo llega la negación a todo lo que se considere oficial, que hay quien niega que en las torres gemelas se estrellaran sendos aviones. Las imágenes del segundo impacto que se vieron en directo por todo el mundo, en realidad estaban siendo manipuladas en tiempo real para añadir informáticamente la silueta de un avión que no había allí. Sin duda un despliegue de medios impresionante, que sin embargo no repitieron con el Pentágono: cinco años tardó el gobierno en desclasificar dos vídeos, en los que solo se ve una mancha lejana con forma alargada, y en la que es imposible distinguir un avión.
La ausencia de un vídeo con imágenes claras es una prueba más de la conspiración. Para nada sirven las fotografías de los restos del avión, porque según los defensores de la conspiración son pruebas plantadas. Tampoco sirve de mucho que casi un centenar de personas vieran un avión estrellarse en el Pentágono, porque son agentes de desinformación del gobierno infiltrados. De esto mismo se ha acusado incluso a un taxista al que le cayó una de las farolas de la autopista, derribada por el avión al pasar. Es más, según dicen, el avión ni siquiera pasó por allí sino por otro camino distinto, y esquivó el Pentágono en el último momento para poder engañar a los testigos, y las farolas las tiraron más tarde, supongo que mientras plantaban los restos del avión delante de la muchedumbre de curiosos y periodistas, sin que ninguno notara nada.
Y así, poco a poco, las teorías de la conspiración MIHOP han ido creciendo y creciendo, sobre todo en el número de implicados. El gobierno, el FBI, la comisión, todos los militares en general, cualquier testigo visual, el NIST, ... y hay quien ha llegado a acusar a los propios pasajeros de los aviones secuestrados de estar metidos en el ajo. Visto desde fuera, podría parecer hasta divertido: un conjunto de gente sugiriendo acciones inverosímiles e incoherentes, y acusando a todo el que no comparte su opinión de ser culpable de encubrimiento.
Sin embargo, este grupo de gente se ha ido radicalizando más y más. Partiendo de la acusación a un gobierno concreto, y desde luego con pocas simpatías en general, se ha ido introduciendo la idea de que hay alguien más detrás: los sionistas, los judíos, o los israelíes. Ellos lo niegan, pero los términos los intercambian sin problemas. Para ellos son sinónimos. Antes se acusaba de todo al club Bildeberg, a los Illuminati, Skull&Bones, los reptilianos... una referencia vaga a personas sin una identificación concreta.
En cambio, los judíos son un grupo bien definido e, incluso, localizado. Resulta bastante obvia la pendiente resbaladiza por la que se mueven los defensores de la conspiración, y de hecho, no es raro encontrar referencias a la negación del holocausto en sus páginas web, ni difícil encontrar webs de ideología neonazi apoyando las teorías conspiratorias del 11-S.
¿Son divertidas las teorías de la conspiración? Puede parecerlo al principio, pero la deriva antisemita que llevan estos grupos resulta llamativa, e incluso peligrosa. Porque una vez picado el anzuelo del 11S, cualquier cosa que venga detrás se traga igualmente.
Julio Plaza del Olmo es, junto a Josué Belda y Pedro Gimeno, autor de la web 11-S: Análisis crítico. Hechos y leyendas sobre el atentado que cambió el mundo (http://11-s.eu.org/11-s), en la que como señalan los autores no se "pretende realizar un análisis sociopolítico basado en conjeturas o especulaciones. Nuestro foco se centra en observar los hechos físicos y las pruebas para deducir las conclusiones pertinentes a partir de ellas, no en hacer una interpretación política creativa". Una página muy recomendable para ampliar toda la información que se recoge en este artículo. sino varias teorías.
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Nota
1. Nota de Redacción: Un transpondedor (o transponder) es un tipo de dispositivo utilizado en telecomunicaciones cuyo nombre viene de la fusión de las palabras inglesas transmitter (transmisor) y responder (contestador o respondedor). En aviación, este sistema establece una comunicación electrónica entre el equipo a bordo de la aeronave y la estación en tierra. Por medio de este enlace, el personal de control de tránsito aéreo proporciona guía a la aeronave, detectándola en una pantalla de radar (más precisamente en la pantalla del SSR (por sus siglas en inglés: Secondary Surveillance Radar). Con este sistema, se mantiene la separación entre aeronaves, evitando su colisión (extraído de la Wikipedia, visible en la página http://es.wikipedia.org/wiki/Transpondedor el 15 de mayo de 2011).