Lección extraida de El manual del perfecto engañabobos José María Roc En realidad, lo que sigue a continuación no es una ponencia sino una clase magistral. Una clase magistral extraída de un capítulo de El manual del perfecto engañabobos que pretende versar sobre la fabricación de viajes iniciáticos. Pero antes, si se me permite, me gustaría hacer una pequeña introducción para comentar el sentido de estos viajes iniciáticos dentro de la necesidad que tenemos todos de dotarnos de un aura trascendental para poder tener éxito y ser alguien en la vida. Introducción. Superficialidad vs trascendentalidad. Si analizamos con cierto detenimiento nuestra sociedad, la sociedad occidental, distinguimos fácilmente diversos grupos de individuos, caracterizados por su grado de éxito social. Una primera clasificicación, un tanto grosera, sería los que tienen éxito y los que no. Muy evidente, por otra parte. Si afinamos un poco más podemos diferenciar los siguientes tipos de especímenes: - Especímenes superficiales, aquellas personas, animales o cosas, que frecuentan guateques, inauguraciones, estrenos de películas, premios literarios, etc, manifestación evidente de éxito en la sociedad. Por ejemplo: - Presentadores/as de moda. - Modelos. - Ejemplares de la alta sociedad venidos a menos. - Asiduos de las revistas del corazón, en general. - Novios/as de los/as anteriores. - Especímenes trascendentales: acuden a los mismos lugares e incluso se mezclan con los anteriores. Por ejemplo: - Escritores New Age. - Actores y actrices New Age. - Defensores públicos de fascismos, nazismos, racismos y otros -ismos. - Psicoanalistas para mascotas - Adivinos, futurólogos y demás individuos/as capaces de tener visiones o algo por el estilo. - Traficantes de droga, que se encargan de suministrar buena parte de las visiones a los anteriores. La diferencia consiste en que estos últimos se rodean de un aura distinta. Para llegar a ser un especimen superficial con ciertas garantías de éxito es imprescindible poseer un buen físico. No me refiero a tener como esclavo a un licenciado en Físicas, sino a estar dotado por la Naturaleza de un cuerpo agradable a la vista, y al tacto. (Dentro del término Naturaleza incluyo quirófanos y gimnasios). En aquellos casos en lo que esto no es posible por motivos biológicos más o menos evidentes, se puede suplir esta desventaja gracias a un aura de trascendentalidad. Eso - 119 - II Congreso Nacional Sobre Pseudociencias nos hará lo suficientemente interesantes como para que nos inviten a las fiestas, inauguraciones, etc., que denotan nuestro éxito social. No nos debe deprimir el hecho de que algunos especímenes, realmente privilegiados, sean capaces de combinar ambos aspectos. Soportan multitarea, como los sistemas operativos modernos, y en la mayor parte de los casos son también multiusuario/a. Pero no importa. Podemos llegar a desempeñar las mismas funciones -incluso más- con una adecuada dosis de trascendentalidad bien empleada. Y en medio de estos dos grupos de gente privilegiada que rige los destinos del mundo se encuentra la gente vulgar. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a: - Amas de casa. - Estudiantes. - Fontaneros. - Guardas forestales. - Periodistas (al menos los que no van al programa de Hermida). - Ordenanzas. - Físicos. - Profesores de Instituto. - Neurocirujanos. - Agricultores. - Etcétera. - Etcétera. - Etcétera. En definitiva, y como conclusión: si queremos ser alguien en esta vida y no seguir siendo unos pringados hasta que nos muramos ¡Cualquier cosa menos estar en medio! Es decir, hay que huir del grupo de gente vulgar. Los que puedan, por motivos biológicos, pertenecer al grupo de especímenes superficiales, perfecto. Pero aquéllos a quienes la Naturaleza no nos lo permite, o queremos aumentar todavía más nuestras probabilidades de éxito, tenemos que recurrir a la trascendentalidad. Veámos cómo. Consiga su aura de trascendentalidad. (Asesoría de imagen a prueba de cámaras Kirlian) Lo primero que debemos hacer es determinar cuán trascendentales queremos ser. Existen varios grados de dureza de trascendentalización, que dependen fundamentalmente de lo que pretendamos conseguir gracias a nuestra aura. Impresionar a las amistades Ligar Conseguir dinero El primer punto es fácil de conseguir, dependiendo siempre de lo inteligentes que sean las amistades. Los otros dos aún no he llegado a alcanzarlos, pero creo que es cuestión de práctica. Hay que tener en cuenta varios aspectos: En cuanto a vestuario, olvidémonos de corbatas, camisas, etc. Una buena túnica hace - 120 - II Congreso Nacional Sobre Pseudociencias maravillas. Es fundamental ir contra corriente, pero no rayando el ridículo, sino sobrepasándolo por unos cuantos kilómetros. Se puede ir contra corriente teniendo un cierto buen gusto o simplemente estando un poco pirao. Eso no sirve. Para conseguir una buena aura trascendental, el vestuario tiene que ser realmente ridículo. También son importantes las maneras y la expresión. Podemos distinguir varios prototipos. Por ejemplo, el afectado. Se caracteriza por la excesiva amplitud de los gestos, el suave tono de voz, las posturas de difícil equilibrio. Para aquellos a los que el tono de voz suave nos resulta demasiado forzado (aunque se puede conseguir con la práctica) existe otro prototipo más indicado, el serio hasta la suela de los zapatos. Se distingue por el rictus, tremendamente parecido al de un poste de teléfonos, la voz profunda y gutural, la total ausencia de risa en cualquier circunstancia, y, sobre todo, el tono de solemnidad que da a todo aquello que dice (que por otra parte es absolutamente solemne). En cualquier caso, es fundamental dejarse el sentido del ridículo en casa. Evidentemente, a la gente vulgar -la de en medio- no se le ocurriría ponerse las gafas al revés, dejarse el pelo largo y salir a la calle con una túnica de colorines. Por eso nunca serán trascendentales. Otra forma de conseguir aumentar el grado de trascendentalidad es narrando de la manera adecuada un viaje, que por supuesto será un viaje iniciático de algo (y sobre esto era sobre lo que íbamos a hablar). Para ello hay que tener en cuenta otra serie de cosas. Primero, cambiar nuestro registro vulgar por un vocabulario trascendental. Breve glosario de términos trascendentales. - Mal tiempo: Malas vibraciones; fuerzas o energías malignas. - Bonito paisaje: Energías telúricas que fluyen y revitalizan el alma. - Alcantarilla maloliente: Cruce de líneas de Harmann coincidente con un acuífero. - Mendigo; inmigrante: Miembro de una casta inferior impuro a causa de los pecados cometidos en una vida anterior. Matándolo le haríamos un favor porque le facilitaríamos la reencarnación en una vida mejor. - Tía/o buena/o: Ser elegido por Ellos (sean quienes sean), probablemente procedente de algún planeta exterior al Sistema Solar, p. ej. Raticulín. Además, unas cuantas recomendaciones para apoyar con pruebas todas las conclusiones que sacamos de nuestros viajes iniciáticos: Algunas nociones de incultura general. - Mezclarlo absolutamente todo, p. ej.: Hombres y dinosaurios; la desaparición de la Orden del Temple y la caída del Muro de Berlín; las Cruzadas y la Guerra de Secesión Americana; industrias líticas y reactores nucleares; etc. Todas las referencias deben ser desconocidas por el resto del mundo, máxime cuando el resto del mundo es gente vulgar que desconoce las referencias buenas; remotas, cuanto más lejos estén en el espacio y en el tiempo, mejor, porque son más difíciles de comprobar; y pueden implicar a gente más o menos conocida: Como decía Einstein... Tal y como escribió Cleopatra en su diario íntimo... - 121 - II Congreso Nacional Sobre Pseudociencias Según cuentan que afirmó Platón tras un agudo ataque de diarrea... Para los aficionados a los números (no a las ciencias vulgares y mediocres como la Física o las Matemáticas, sino a la Numerología o la Cábala) y para quienes quieran aportar datos numéricos para reforzar sus argumentos, les será muy útil este sencillo axioma: Multiplicando o dividiendo (también vale sumar o restar) cualquier cifra por el número adecuado podemos obtener la cantidad que nos dé la gana. Eso nos permite descubrir en las medidas de nuestro propio cuerpo (o de lo que sea) todos los grandes números: la constante de Planck, el número de Avogadro, la distancia media de la Tierra al Sol, la distancia de Utebo a Zaragoza, etc. sin más que realizar sencillas operaciones matemáticas que cualquier calculadora sabe hacer (aunque no todo el mundo sabe usar cualquier calculadora). Más sugerencias para fabricar material de apoyo: - No importa si las cosas no concuerdan, es más hacen la historia más emocionante. - Por supuesto, no hay que llegar a ninguna conclusión definitiva. Si sacamos conclusiones definitivas se nos acaba la historia y hay que inventar otra, y eso supone un mayor esfuerzo. - Y, como no, hay que hacer referencia al cover-up, al encubrimiento con que los inquisidores, el Gobierno, la CIA, cualquier colectivo formado por gente vulgar y mediocre, tratan de desmontarnos todos nuestros maravillosos viajes trascendentales e iniciáticos. Conclusiones: ¡Ustedes mismos! A partir de todo esto, busquen, comparen, y si encuentran alguna forma mejor de ganarse la vida sin trabajar, utilicenla (no sin antes llamarme para decirme cuál es).